Sofía Gizatullina, de origen bashkir, es una niña de dos años y medio de un pueblo rural en Alatana que sufrió una amarga experiencia al no encontrar una guardería que la acepte.
Sufre deformidades en su cabeza, su rostro y sus manos. Su madre, Svetlana Zakharova relató que está acostumbrada a atraer las miradas de los demás y a escuchar comentarios hirientes sobre la condición de su hija.
La pequeña nació con una deformación en los huesos del cráneo, también, tiene los dedos de las manos y pies fusionados. Recientemente le negaron el ingreso a una guardería por su apariencia, alegaron que podría asustar a los otros niños.
“Primero necesita una operación, después podría ir a la guardería como una niña común”, esas fueron las palabras que le dijeron a su madre.
La madre difundió el caso, y varios medios de comunicación hicieron eco de su mensaje. Después de que se conociera lo ocurrido, las autoridades locales visitaron a la familia y le aseguraron que sí podría asistir a la escuela infantil pero después de someterse a varias operaciones.
El abuelo de la pequeña Sofía, Sergei Mikhailov, declaró en una entrevista que les dijeron que someterían a la pequeña a varias cirugías, pero sus padres no han recibido ningún tipo de apoyo para eso.
Asegura que su nieta está creciendo sin poder interactuar con otros niños debido al rechazo de la guardería.
“Cuanto antes tenga la experiencia de relacionarse con otros niños, más fácil será para ella enfrentar las condiciones en las que vive y crece. Cuantas más reacciones tenga, más fácil será para ella aceptarse a sí misma por lo que es”, dijo Ekaterina Belan, psicóloga.
Ante la polémica de este caso, el jefe de Bashkiria, Radiy Khabirov, dijo que controlaría personalmente el destino de la niña. El Ministerio de Salud de Bashkiria gestionó el traslado de la niña y sus padres a Moscú, para que reciba los tratamientos médicos que necesita.
Las autoridades incluso se comprometieron a encontrar una nueva vivienda para Sofía y sus padres antes de invierno para mejorar su calidad de vida.
Desde el pasado 23 de septiembre, Sofía ya estaba en Moscú, fue ingresada en el hospital y se veía sonriente y enérgica.
Diversos especialistas estudiarán su alteración genética, sus padres mantienen la esperanza de que pronto pueda mover sus dedos.
“Dijeron que no sería una sola operación, sino muchas. Quizás sea necesario buscar un donante de tejido”, dijo la madre de Sofía.
La niña permanece ingresada en Hospital Clínico Infantil Republicano de Moscú, allí los médicos finalmente la diagnosticaron con una rara alteración genética que se produce en uno de cada cien mil nacimientos.
Esperan que Sofía pueda regresar pronto a casa y asista a la guardería para interactuar y jugar con otros niños como tanto desea la familia.
El padre de la menor tiene una granja en la que mantiene dos vacas, cuatro terneros y un caballo, además tiene un empleo por el que recibe 300 euros al mes. Su esposa recibe un pago de 380 euros mensuales por discapacidad.
El caso de Sofía ha despertado la necesidad de recordarle al mundo el valor de la igualdad y el respeto, nadie merece ser vulnerado ni rechazado por su condición. Compártelo.