Con las dificultades que se presentan en la vida, muchas personas decaen y en ocasiones olvidan sus propios sueños. Quizás esto sea algo bastante común y hasta normal para cualquier adulto pero no es para nada aceptable ante los ojos de un pequeño.
Por eso, a pesar de todo el dolor que tenido que atravesar, Juan Yure Chagas nunca dejó de pensar en uno de sus sueños más anhelados y tras cuatro años de lucha y la amputación de su pierna se ha convertido en un gran surfista.
Juan tiene sólo 10 años y gran parte de su vida ha estado luchando por vencer la pesadilla que empezó hace casi 5 años atrás, cuando le diagnosticaron un osteosarcoma, un tipo de cáncer de hueso.
Este pequeño de Ceará, Brasil, es sólo uno de los 2.462 niños y adolescentes tratados en el Hospital Peter Pan, en asociación con el Hospital Infantil Albert Sabin (Hias), contra el cáncer infantil, en Fortaleza.
Su diagnóstico llegó de forma sorpresiva, después de lastimarse la pierna en un accidente doméstico. Tras algunos estudios se supo su padecimiento y ese noviembre de 2014 su vida cambió para siempre.
“Fue un momento terrible, que terminó en dos años de dolor y angustia, pero contamos con el apoyo de amigos y del Hospital Peter Pan», recuerda Jenniffer Gomes Carneiro, la madre del niño.
Juan pasó por un duro tratamiento que incluyó quimioterapias por 2 años seguidos y la amputación de su pierna derecha. Después de ser dado de alta, algo muy especial lo ayudó a sobrellevar su tragedia: sus padres tomaron la iniciativa de llevarlo a practicar un deporte.
La familia conoció sobre “A Maré Vida”, un proyecto local que desde el deporte ayuda a motivar a personas como Juan que tenían algún tipo se dificultad.
Sin duda, esto lo ha mantenido motivado durante los últimos años, pues el pequeño encontró una gran inspiración para su vida.
“Me siento libre y muy bien. Es genial saber que la gente como yo sabe surfear, es increíble estar superando los límites”, comentó Juan Yure.
Juan colecciona las diferentes medallas que ha obtenido en múltiples competencias y no tiene problema a la hora de surfear en tablas comunes. No obstante, es especialmente cuidadoso con su prótesis y desea convertirse en un surfista profesional.
“El surf es mi mayor pasión y mis sueños son muy grandes. Quiero reunir a toda mi familia, vivir bien y poder ir a la playa todos los días a jugar”, concluye el pequeño Juan.
Con la enfermedad del niño, Jenniffer Gomes renunció a su trabajo pero decidió instalar un pequeño centro de estética en su propio hogar para ayudar a su esposo con los gastos.
Aunque han sido años muy difíciles, para ella, Juan les dio la fuerza «siempre estaba muy feliz y tuvo mucha fe”. Un diagnóstico oportuno también fue vital en el éxito del tratamiento de este pequeño, quien está sanado de la enfermedad oncológico.
Juan es un total ejemplo de inspiración. Por favor comparte esta historia y que la sonrisa de este pequeño inspire a otros a salir adelante y vencer las dificultades.