En la vida estamos inmersos en una cantidad de riesgos y situaciones difíciles que se deben afrontar con optimismo y mucha valentía. Esto es lo que ha hecho desde hace dos años una luchadora niña, y ahora lo celebra como toda una heroína.
Jessie Arambul es una fotógrafa que vive en el estado de Washington, con Aliyah su hija de cinco años y su hermanita menor. Cuando la niña tenía tres años de edad, se golpeó el ojo derecho con una banda de ejercicio. Estaba en casa con su hermanita y la niñera, su madre se encontraba en el trabajo.
El oftalmólogo que la atendió descubrió que tenía un hifema total, el iris lleno de sangre. Después de eso, la llevaron al Hospital de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon en Portland, Oregon, ellos la remitieron al Instituto Casey Eye.
La situación se complicó, no podía ver y tuvieron que hacerle varias operaciones para corregir el daño.
«Honestamente, pensé que no sería gran cosa, no esperaba pasar los próximos dos años de nuestras vidas con cirugías y parches», dijo Jessie.
La niña ha pasado más de un año recuperando poco a poco la vista de su ojo derecho. Ha tenido que usar un parche por cuatro horas cada día durante los últimos dos años, en realidad no ha sido nada fácil.
«Ella tuvo sus días, luchó y rogó para no tener que usarlo, sin embargo, aceptó que lo necesitaba para ayudar a que su ojo mejorara. Era muy madura para ser una niña de 3 años», aseguró la orgullosa madre.
Recientemente, se quitó el parche del ojo para siempre, y quisieron celebrarlo con una sesión de fotos temática, ella sería la Mujer Maravilla.
«Después de 2646 horas de parches, 3 cirugías y demasiadas gotas, nuestra niña finalmente ha terminado su batalla», escribió Jessie Arambul en su cuenta de Facebook.
Las fotos quedaron hermosas, la niña aparecía con el conocido traje rosado, azul y dorado de la superheroína escogida por ella, y una espada en su mano y aun el parche en el ojo.
La parte posterior de la capa tenía impreso ‘2646 horas’ en alusión a la cantidad de tiempo que Aliyah había usado el parche en su ojo.
La madre seguía tomando su secuencia de fotos, quitándose lentamente el parche hasta que muestra sus ojos y una hermosa sonrisa. Pero el momento más emotivo fue cuando la pequeña se quitó por completo el parche del ojo.
La familia estaba feliz, había valido la pena tanto esfuerzo. Aliyah mostraba su rostro y sus ojos al descubierto. ¡Solo quedaba dar gracias a Dios y a la vida!
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