Muchas veces no somos conscientes del gran impacto que pueden tener nuestras decisiones en la vida de los demás. La devastadora historia de Jennifer Neville-Lake y su familia son una clara muestra de la importancia de ser responsables y negarnos a conducir si hemos tomado o no nos encontramos en condiciones para estar tras el volante.
Cuando muchas madres celebran el regreso a clases con divertidas fotografías, Jennifer no puede más que recordar la injusta manera en que sus tres pequeños perdieron la vida.
“Se estaba haciendo tarde y comencé a preocuparme porque no llegaban”.
En una impactante imagen podemos ver tres bolsas de meriendas con coloridos globos en la tumba de los tres hijos de Jennifer: Daniel, Harry y Milly. Como era costumbre, fueron a pasar un día con sus abuelos sin imaginar que nunca más lograrían volver a casa. En el camino de regreso un automóvil llegó estrepitosamente hasta ellos.
Daniel tenía 8 años de edad, Harry tenía 5 y Milly 2.
El accidente fue tan grave que todos los niños perdieron la vida. La única de la familia que logró sobrevivir fue su abuela, Neriza Neville.
Jennifer y su esposo se enteraron de lo que había sucedido cuando vieron las noticias y reconocieron la furgoneta en medio del accidente.
Acudieron de inmediato y allí recibieron la noticia que cambiaría sus vidas para siempre.
El responsable del accidente tenía el nivel de alcohol en su sangre dos veces más alto de lo que es permitido legalmente para conducir.
Daniel perdió la vida segundos después del impacto. Harry y Milly fueron trasladados con un helicóptero al hospital pero cuando los médicos los atendieron ya era demasiado tarde.
“Nuestras vidas se acabaron. Nos han arrebato a toda nuestra familia”.
Este horrible accidente sucedió en el 2015. Desde entonces, los desolados padres no hacen más que compartir su difícil historia para ayudar a crear conciencia sobre los enormes peligros que suponen conducir bajo los efectos de las bebidas.
Este año, los niños estarían comenzando segundo grado, cuarto grado y segundo año de secundaria; pero esta experiencia les fue arrebatada.
El conductor se declaró culpable por encontrarse ebrio al momento del accidente y se encuentra cumpliendo una sentencia de 10 años tras las rejas.
Nos unimos al duelo de la familia Neville-Lake y hacemos un fuerte llamado a impedir que personas bajo los efectos del alcohol tomen el volante.
No te vayas sin compartir esta desgarradora historia para que nadie más pierda la vida por culpa de las irresponsables decisiones de los demás.