Johnny Cook solía ser el conductor del bus escolar en la Escuela Primaria de Haralson County en Georgia. Cada día se aseguraba de que todos los niños llegaran a salvo a clases y horas después a sus hogares.
Sin embargo, un día se vio en una terrible posición y tuvo que elegir entre alzar la voz por un niño que se encontraba terriblemente hambriento o perder su trabajo. Para él, se trató de una decisión sencilla.
Un plato de comida en la escuela cuesta cerca de 40 centavos.
Un día, cuando ya hora de llevar los chicos de vuelta a casa; uno de ellos se acercó a Johnny con un aspecto algo débil. El pequeño le dijo que tenía mucha hambre y que no había podido comer nada a lo largo de todo el día.
Cook pensó que esto era sumamente extraño ya que la escuela contaba con servicio de cafetería y allí se espera que los chicos reciban un buen almuerzo. Cuando le preguntó al pequeño por qué no había podido comer, se sintió profundamente indignado con su respuesta.
“Me dijo que no lo dejaron comer porque no tenía suficiente dinero”.
El pequeño no tenía suficiente dinero y explicó que tampoco le dejaron pagarlo al día siguiente.
No tuvo más opción que pasar el resto de sus clases sintiéndose sumamente hambriento y débil. Cook sabía que alguien tenía que hacer algo al respecto, así que acudió a su cuenta de Facebook para denunciar lo sucedido y alzar la voz por el comportamiento tan egoísta de la escuela.
“Estoy seguro de que alguien debió dejar sobras y prefirieron lanzarlas en la basura en lugar de alimentar al chico”.
La publicación resultó todo un éxito y miles de personas felicitaron a Johnny por alzar la voz y apoyar a un niño que sin duda confió en él durante un momento muy difícil. Sin embargo, la escuela no se tomó nada bien el hecho de que esta anécdota se volviera viral.
Llamaron a Cook a la oficina y le explicaron que su trabajo estaba en peligro. Tenía que escoger entre pedir disculpas públicamente y decir que todo era una mentira o simplemente perdería su trabajo.
“Yo creo fervientemente todo lo que me dijo el niño. No voy a pedir disculpas”.
La directiva de la escuela aseguró que en las cámaras de seguridad se puede ver que el niño no entró a la cafetería a lo largo de todo ese día. Sin embargo; Johnny confía plenamente en lo que el pequeño le dijo y se negó a dejar de apoyarlo.
“Yo pago mis impuestos y preferiría saber que son empleados en alimentar a los niños de bajos recursos”.
Tras perder su trabajo, Johnny comenzó a trabajar entrenando caballos. Ahora se dedica a hacer lo que le apasiona y se siente feliz de no haber abandonado sus principios en un asunto tan importante como la alimentación de los más pequeños.
No te vayas sin compartir esta nota para dar acompañar a Johnny en su valiente decisión.