«¡Ayúdenlo!, por favor, ¡ayuda!», eran los gritos desesperados de Gina Seal, una mujer originaria de Bogotá, que esperaba a su esposo, Joe Seal, mientras éste se disponía a recoger su equipaje en el aeropuerto «El Dorado», de la capital colombiana, tras volar desde Atlanta.
Joe Seal era de origen estadounidense y esperaba reunirse con su esposa para hacer un viaje juntos.
Pero era incapaz de imaginar que en pocos minutos la muerte lo sorprendería, y nada menos que frente a su esposa, sin que nadie pudiera hacer nada por salvarlo.
Testigos aseguran que lo vieron pedir ayuda sin que ninguno de los funcionarios supiera ni pusiera los medios para socorrerlo.
«Empezó a desplomarse, primero en las bandas donde se colocan las maletas. Luego fue hacia una sillas donde trataban de hacer algo por él», relata un testigo que grababa las escenas detrás del cristal que separa la zona de la recogida de equipaje, de la salida del aeropuerto.
Gina, desesperada, pedía que le dieran agua, que la dejaran entrar para ayudar a socorrerlo, ya que sólo veía a su marido agonizando a través del cristal sin poder hacer nada.
Cuando finalmente logra que le permitan el acceso, se tira al suelo, llora con desesperación sobre su marido inconsciente, pide ayuda, pero nadie parece saber cómo intervenir.
Después de casi 40 minutos, aparecen finalmente los paramédicos, pero ya era demasiado tarde, el corazón de Joel no aguantó más.
«No había un desfribilador en el lugar, las personas que me ayudaron fueron personas que pasaban por ahí, no había ningún paramédico ni ninguna persona capacitada que supiera socorrer a mi marido en ese momento», denuncia Gina.
Testigos reconocen que los gritos de la pobre mujer se escuchaban por todo el lugar. Quien grabó el video reconoce que nunca había visto morir a una persona frente a sus narices sin saber qué hacer y con el obstáculo de un vidrio que impedía ayudarlo.
Joe fue ingresado rápidamente a la ambulancia, pero al llegar a la clínica confirmaron su fallecimiento.
El suceso ocurrió el pasado viernes y ahora Gina pide que se aclaren los hechos y que se haga justicia.
«Ellos dejaron morir a mi esposo. A ellos no les importó, se vinieron caminando despacio viéndolo en el suelo. No les importó nada, antes decían que se callaran, que no gritaran, que no hablaran, que sacaran a las señoras que estaban ahí al frente (pidiendo ayuda)», dijo la devastada viuda.
Denuncia indignada que cree que lo llevaron en la ambulancia sabiendo que ya estaba muerto porque «no querían acarrear la responsabilidad de que él hubiera fallecido en el aeropuerto». Pero según ella quedó claro que llegó sin signos vitales a la clínica.
Francisco Castellanos, director de la organización Defensa del Paciente, por su parte, reconoció que en el lugar debían tener un equipo especializado para atender la situación. Si embargo, las autoridades del Aeropuerto aseguran que se cumplieron los protocolos establecidos.
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