No existen palabras para describir lo que una madre siente cuando ve que el ser que más ama está a punto de perder la vida, llenándose de impotencia. Es la angustia por la que atravesó Amanda Zimmerman con su bebé de apenas 18 meses de nacido.
Eran las 5 de la tarde cuando la joven madre de Kissimmee, Florida, sentó al pequeño en su silla y le dio una galleta. En cuestión de minutos notó que su cara tenía un aspecto extraño, y pronto se dio cuenta que no estaba respirando. «Sabía que algo estaba pasando», afirma.
«¡Oh Dios mío!», eran los llantos de la desesperada madre. Había intentado todo tipo de maniobras y técnicas pero nada funcionaba.
«Lo puse poca abajo y me di cuenta que nada servía. Estaba como mareado, entonces lo saqué de la casa y fue allí cuando comenzó a ponerse azul», relata Amanda.
Desesperada, salió con su bebé inconsciente en brazos suplicando ayuda. Increíblemente, todos los astros se alinearon y como enviado del cielo vio a un policía venir, estaba ahí en el momento justo y en el lugar correcto.
Su rápida actuación y su temple de acero fueron decisivos para salvar la vida del pequeño.
«¡Ok. Vamos, vamos, bebé!» se le oye al oficial, que junto al resto de sus compañeros agotan todos los esfuerzos por lograr reanimar al pequeño.
«Son segundos y todo pasa por tu mente en ese momento, veía el final, mi mundo se estaba derrumbando, mis hijos son todo para mí», confiesa Amanda.
Relata que inmediatamente el oficial se apersonó de la situación al darse cuenta de su desesperación. Mientras otra oficial trataba de calmar a la madre, él se enfocó en lo suyo y supo exactamente qué hacer y procedió con los primeros auxilios.
Este es el impactante momento en que los oficiales hacen de todo por reanimarlo:
Amanda ahora extiende un mensaje público en agradecimiento a ese ángel que Dios puso en su camino: «No existen palabras que puedan describir cómo me siento y lo agradecida que estoy con ese oficial… Si lo viera a la cara, lloraría, le agradecería y le diría que toda la vida le voy a agradecer haberle salvado la vida a mi hijo». El uniformado ahora es considerado un héroe.
Momentos de indudable angustia, pero que terminaron con el mejor de los finales. Después de que estabilizaron al menor, el pequeño fue llevado en ambulancia al hospital. Los oficiales, no contentos con haberles salvado la vida, se aseguraron de ir al centro hospitalario para preguntar de la evolución del pequeño.
Mientras que la madre se ha jurado aprender técnicas básicas de primeros auxilios para niños y exhorta a otras madres a que lo hagan para que nadie tenga que pasar por su amarga experiencia que no se la desea a nadie.
Comparte esta nota para elogiar el maravilloso trabajo silencioso de estos valientes uniformados salvando vidas sin importar de lo que se trate. Este héroe estuvo en el momento correcto a la hora precisa, pero aun así lo que hizo no tiene precio.