Kelly Renee Turner, de 41 años, mejor conocida como Kelly Gant, ha sido acusada culpable de la partida de su hija, la pequeña Olivia de 7 años de edad, que falleció en 2017 en su hogar tras haber sido desahuciada por los médicos.
El caso de Olivia obtuvo una gran repercusión a nivel mediático después de que su madre hubiera logrado «conmover» a miles de personas de buena fe, organizaciones sin fines de lucro y benfactores anónimos para que ayudaran a Kelly a darle a su hija sus mejores últimos días.
Todo el mundo, incluidos los médicos, estaban convencidos de que Olivia padecía una enfermedad terminal, pero 2 años después la mentira de Kelly y sus maquiavélicos planes saldrían a la luz.
Ciertamente, la pequeña estaba llegando a su fin. Y para eso la madre se aseguró de reunir los fondos para que Olivia pudiera cumplir su «lista de deseos», dentro de lo que constaba: una fiesta de disfraces de «princesa murciélago» que costó 11.000 dólares, viajar dentro de una patrulla policial y ser parte del Cuerpo de Bomberos por un día.
Kelly obtuvo más de 20.000 dólares en donaciones para Olivia.
Pero los médicos en realidad ignoraban que la delicada salud de la pequeña no venía causada por las enfermedades, que en realidad eran inexistentes, sino por los tratamientos excesivos e invasivos a los que su madre la inducía.
Kelly lograba exagerar tanto los síntomas de Olivia que engañaba a los doctores, y lo que le recetaban para las enfermedades imaginarias fue lo que a la larga la llevó a perder la vida.
Cuando Olivia fue ingresada al Hospital Infantil de Colorado en el año 2013, un informe reveló que su nutrición en casa era deficiente, y 4 años después ya tuvo que ser mantenida con un tubo de alimentación.
Empezó a ponerse peor y se supo que la intención de Kelly era quitarle toda atención médica y la alimentación artificial, porque alegaba que su calidad de vida era muy mala, al punto de que obligó a un médico a firmar una orden de «no resurrección» para su hija.
Los médicos finalmente dijeron que se la llevara a casa para que recibiera cuidados paliativos, donde falleció pocas semanas después.
El informe de Medicina Legal en un principio determinó que la causa de la muerte de Olivia fue una falla intestintal, pero el año pasado cuando su cuerpo fue exhumado en realidad no había evidencia física de que hubiera tenido tal enfermedad ni ninguna de las otras afecciones, incluido el trastorno convulsivo y la acumulación de líquido en las cavidades profundas del cerebro.
La muerte de Olivia ahora aparece como indeterminada.
El escándalo se destapó cuando tras la muerte de Olivia, Kelly llevó al mismo hospital a su segunda hija por un supuesto «dolor de huesos». Y fue entonces cuando ataron cabos y sospecharon que la causante de todo aquello era la propia madre.
Sin querer, Kelly mencionó ante los investigadores el síndrome de Munchausen por poder, que es un trastorno psicológico en el que los padres buscan atención por medio de la enfermedad de sus hijos haciendo que tengan lesiones que requieren atención.
Cuando las autoridades separaron a la hija menor de la madre para ver su evolución, comprobaron que en todo ese tiempo la niña tuvo perfecto estado de salud. Ahora permanece bajo el cuidado de Servicios Sociales.
Finalmente, Kelly fue arrestada el pasado viernes sin fianza y se enfrenta a 13 cargos que incluyen tratos injustos a un menor, robo y fraude caritativo en la muerte de Olivia Gant, en 2017. La mujer, además había obtenido casi 600.000 dólares de la compañía de seguros.
Parece inaudito que una madre fuera capaz de hacer todo eso y causar la muerte de su propia hija, francamente nadie en su sano juicio lo haría. Por suerte, Olivia ya descansa eternamente y su hermana puede respirar tranquila. Comparte esta noticia.