Muchas veces hemos escuchado lo importante que es la actitud para superar las adversidades que se nos presentan en la vida y más cuando nos llegan de manera inesperada.
Georgina Pantano, de 34 años, desde que fue diagnosticada con esclerodermia sistémica difusa, una extraña condición que causa el endurecimiento de la piel y problemas en el funcionamiento de los órganos trata de mantenerse positiva, aunque a veces le resulta difícil.
Antes de conocer su diagnóstico fue despedida de su trabajo como terapeuta de belleza tras experimentar un año con las manos frías y de color azul, los dedos rígidos, hinchados y mucho dolor en las caderas.
Su jefe le dijo que era hipocondríaca y que los dolores eran el resultado de una lesión causada por esfuerzo repetitivo como resultado de cortar el cabello.
Posteriormente presentó problemas respiratorios que la despertaban a media noche con falta de aliento.
Su piel era como su tuviera quemaduras solares y sus dedos tenían ulceras infectadas.
Al poco tiempo sus manos estaban rígidas y curvadas.
«Hacer cosas simples como vestirme eran una verdadera lucha. Mi piel se tensaba cada vez más y fui perdiendo movilidad rápidamente. Sentía mucha fatiga y debilidad. No tenía idea de lo que me estaba pasando y eso era más aterrador.» dijo Georgina.
Después de su diagnóstico, unas semanas antes de cumplir 27 años, su vida cambió completamente.
«Mirando hacia atrás, es una locura pensar cuánto dolor soporté”.
La esclerodermia es causada cuando el sistema inmunitario ataca el tejido conectivo que va por debajo de la piel y alrededor de los órganos internos y vasos sanguíneos, lo que provoca cicatrices y engrosamiento del tejido en estas zonas.
Aunque no hay cura para la esclerodermia, los síntomas generalmente se pueden controlar con diferentes tratamientos y la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida productiva.
Georgina viajó a Polonia buscando las respuestas que no encontró en el Reino Unido. Su idea era hacerse algunas pruebas sencillas y los resultados presentárselo a su médico de cabecera y recibir los medicamentos necesarios, pero estaba equivocada.
En Polonia le diagnosticaron esclerodermia con extensión de la enfermedad hacia los pulmones y el esófago. Durante el próximo año necesita recibir quimioterapia cada tres semanas.
El endurecimiento de la piel alrededor de la cara le impide abrir la boca lo suficiente como para comer. La dolorosa inflamación y endurecimiento de los pulmones y la garganta hacen que respirar sea una lucha inmensa. El contacto físico puede ser insoportable para ella.
Georgina a veces necesita usar una silla de ruedas o un bastón. Es juzgada cuando usa baños y puestos de vehículos para discapacitados porque la gente cree que realmente no lo necesita.
Georgina decidió hablar de su enfermedad para que su historia ayude a mejorar la situación de quienes padecen lo mismo que ella.
«Cuando me diagnosticaron me sentí muy abrumada, entré en estado de negación y rabia. A principio fue muy difícil aceptar mi enfermedad”.
Georgina intenta mantenerse positiva y cumplir con su tratamiento.
«Como tenía mi piel cada vez más tensa, tuvimos que estirarla con sesiones que fueron una agonía, pero valieron la pena a largo plazo. Sentí que mi piel se encogía y esto afectó enormemente mi movilidad», explica Georgina.
Actualmente Georgina comparte sus experiencias de esclerodermia en Instagram en un intento de crear conciencia sobre esta condición tan extraña y dolorosa.
Georgina manifestó que se siente muy agradecida por todo el apoyo que ha recibido de su familia y amigos, así como de los usuarios de las redes sociales.
“Decidí que esta enfermedad no me ganaría. He decidido mantenerme lo más fuerte y positiva como sea posible”. Comparte su historia.