Aunque por lo general esté prohibido vincular los problemas personales con el trabajo, cualquier empleado puede tener un mal día y entrar en crisis. A menos de que hablemos de robots, a cualquiera le resulta complicado dejar todo los problemas atrás solo por entrar en una oficina, empresa o aula de clases.
Por eso cuando una profesora de matemáticas se quebró en llanto en plena clases, sus alumnos no pudieron evitar sentirse conmovidos por la escena.
Camila es profesora de matemáticas en una escuela pública de Sao Paulo, Brasil, y un buen día las dificultades la llevaron a desplomarse frente a sus estudiantes. Un grupo de alumnos estaba portándose muy mal y la educadora terminó llorando en el salón frente a todos.
“Debí hacerle caso a mi pareja y dejarlo todo”, dijo Camila en ese momento.
La educadora estaba a punto de tirar la toalla, probablemente su sueldo no compensaba tanto esfuerzo por los chicos y menos por los mal portados, pero parece amar su profesión así que abandonarla no era una decisión sencilla.
Por fortuna también, estaban presentes unos alumnos generosos que fueron solidarios con ella intentando consolarla
Según relató Felipe Nuñez, el joven delegado de la clase que decidió contar la historia en Facebook, él y dos compañeras más intervinieron. Los jóvenes compraron un par de cartulinas y realizaron carteles para animar y hacer sonreír a la desesperada profesora.
“¿Ven a esta personita hermosa? Ella es mi profesora de matemáticas, el viernes unos estudiantes infantiles la hicieron llorar dentro del aula.
Ella lloraba a sollozos y decía: «Debería escuchar a mi marido y renunciar a todo». Verla nos rompió el corazón, porque es una maestra muy comprometida a la hora de despejar dudas, no vacila en ayudar y siempre explica más de diez veces para el aula porque somos torpes jajaja”, relató Felipe.
Con palabras de incentivo, los estudiantes intentaron redimirse frente a la profesora por el mal rato que le habían hecho pasar los demás compañeros de la clase y el gesto claramente la enterneció.
El rostro de la profesora Camila se veía iluminado después de la sorpresa.
En su publicación, Felipe también dejó un mensaje importante para los demás estudiantes y que merece la pena ser compartido.
“Chicos vamos a aprender a respetar a los profesores, porque salen de sus casas dejando a sus familias para ir a dar clase y enseñarnos para que podamos hacernos algún día profesionales.
Toda profesión es digna, pero la de un profesor es algo de admirar y mucho. Fue un gesto muy simple pero pudimos poner una sonrisa en su rostro” escribió el joven.
Tal como este chico lo comenta, son los pequeños gestos los que hacen la diferencia y nos alegra mucho saber que a pesar de la falta de cordura que pueda demostrar un grupo, estamos frente a una generación consciente que se sensibiliza con el dolor de los demás.
Por favor comparte esta nota y multiplica el mensaje que estos jóvenes han querido darle al mundo. ¡Valoremos a nuestros educadores!