Los bebés son muy frágiles, cualquier descuido, por pequeño que este sea, puede acarrear fatales consecuencias en su desarrollo e incluso la muerte. Por desgracia esto último es lo que le ocurrió a un bebé que se asfixió mientras tomaba tranquilamente una siesta en su guardería.
Suena realmente sorprendente, pero no lo es; Rachel y Ryne Jüngling perdieron a su pequeño Anders, quien estaba cerca de cumplir un año, después de que el niño estuviera acomodado en un asiento para bebé, de los que se adaptan a los autos.
Esperaron mucho tener bebés
Las cuidadoras de Anders no lo levantaron de la silla, a la que estaba amarrado, porque llegó dormido a la guardería, pero cuando se dieron cuenta de que algo no iba bien con él, comenzaron los 40 minutos durante los cuales les practicaron maniobras de reanimación.
“Nos costó al menos siete años convertirnos en padres, y la vida nos compensó la demora dándonos a dos preciosos mellizos. No podemos explicar nuestro dolor, estamos devastados” declararon los padres de Anders y Linnea.
La explicación médica de lo que sucedió es la siguiente: cuando los bebés duermen en los asientos que son especiales para autos, sus cabezas pueden inclinarse hacia adelante, y esto es lo que provoca el corte de aire a sus pulmones.
Después de las maniobras de reanimación que le aplicaron, el pequeño Anders fue trasladado de inmediato al hospital, en Dakota del Norte, Estados Unidos, donde los médicos intentaron de todo para ayudarlo, pero después de tres días en los que estuvo conectado a un soporte vital falleció.
“La cabeza de los bebés es desproporcionadamente grande comparada con su cuerpecito, y además sus músculos son débiles y sus vías respiratorias son vulnerables, todo esto en conjunto es lo que provoca que sus cabezas se inclinen hacia adelante y así llega la asfixia”, declaró uno de los médicos que atendió a Anders.
Sin duda Rachel y Ryne están pasando por una situación realmente difícil, pero están tratando de superar su dolor realizando acciones para prevenir a los padres de otros bebés sobre las consecuencias de la asfixia posicional, que desgraciadamente es una causa común en la muerte de infantes.
“Ha sido muy difícil para nosotros aceptar que nuestro Anders se asfixió, no debió haber sucedido; ahora lo único que podemos hacer es alertar a otros papás de que esto puede suceder, para que sean precavidos y cuidadosos”, declaró Rachel.
Esta debe ser una situación muy difícil para los papás de Anders, pero dirigir su dolor hacia algo con tanto valor es algo que la vida les recompensará.
Comparte esta historia para que más padres conozcan las causas y las consecuencias de la asfixia posicional.