El humano es la única especie que realiza el acto sexual por placer. Bueno, también los delfines lo hacen, además de buscar la reproducción. Y si a esto se suma el hecho de que es también la única especie que tiene raciocinio (aunque a veces no lo parezca), es muy común que busque diferentes prácticas que le brinden placer. Los médicos que le sacaron unas pinzas de depilar del pene a un joven piensan que esta fue la razón por la que se las introdujo.
Los médicos de Arabia Saudí participaron en una delicada operación para sacarle las pinzas al hombre sin causarle algún daño a su uretra.
Todos los médicos que participaron en el procedimiento tuvieron que actuar con muchísimo cuidado para no generarle daños al paciente, ya que las pinzas se encontraban abiertas, por lo que podían causar desgarres internos.
El paciente declaró que nunca sintió dolor en su interior, esto durante los cuatro años en los que ha llevado las pinzas dentro.
“La técnica de endoscopia que le realizamos es simple: el asistente del cirujano tuvo que cerrar las pinzas ejerciendo presión, esto a través del eje del pene”, declaró Mohamed Aboulezayem, líder del grupo de médicos que participó en la operación.
Ya con las pinzas cerradas, para evitar así que éstas causaran desgarres o alguna otra complicación, fue relativamente fácil removerlas del interior del paciente, pero todo el proceso debió realizarse con un gran cuidado y exactitud para lograr que fuera satisfactorio.
“No es posible que haya vivido así cuatro años, es muy probable que se haya negado a acudir antes al hospital por la vergüenza de lo que pudieran decirle”, comentó un internauta.
El nombre del paciente se mantiene en secreto para no afectar su reputación, ya que los médicos están casi seguros de que el joven se insertó la pinza de ocho centímetros para buscar placer sexual, y no le importó pensar en su integridad física con tal de conseguirlo.
“Qué peligroso, por suerte no le pasó nada y la operación fue todo un éxito”, comentó un internauta.
Se le recomendó al joven que acudiera con el psicólogo para tratarse y así evitar que en el futuro vuelva a introducirse cualquier otra cosa, pero él se negó con determinación, así que los médicos creen que podrían tenerlo de nuevo en la sala de operaciones.
Esperamos que este pobre chico haya aprendido la lección y la próxima vez tenga más cuidado con los utensilios de placer que pone sobre sí.
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