El pasado 07 de julio, una tragedia empañó el viaje de la familia Wiegand, de Indiana, mientras disfrutaban en el crucero Freedom of the Seas de Royal Caribbean.
Chloe Wiegand, de un año y medio, estaba con Salvatore Anello, esposo de su abuela materna, cuando se precipitó desde una ventana del barco en el piso once. El barco estaba atracado en un muelle en Puerto Rico cuando sucedió el accidente.
Salvatore tenía a la niña en sus brazos y quería que se asomara por la ventana tal como hacía cuando veía a su hermano mayor jugar jockey apoyándose sobre el cristal.
Así que sosteniéndola intentó tocar el cristal de la ventana sin percatarse de que estaba abierta, la niña se resbaló y se precipitó al vacío. Su abuelo se quedó paralizado, estaba en shock.
La noticia causó conmoción en el mundo entero, la familia quedó devastada por la repentina y trágica muerte de la pequeña.
Para Salvatore era un desafío prácticamente imposible lidiar con el dolor de la pérdida y la culpa que sentía.
Las autoridades de Puerto Rico privaron de libertad a Salvatore acusándolo de negligencia. El próximo 17 de diciembre, un tribunal de ese país decidirá la fecha del juicio contra el hombre acusado de homicidio negligente.
Recientemente, Salvatore ofreció declaraciones en una entrevista para una conocida cadena de noticias de Estados Unidos en las que confesó que desde ese día no ha logrado tener paz.
“No tengo paz”, dijo Salvatore entre lágrimas la primera vez que compareció ante los medios de comunicación para hablar de lo ocurrido.
“La vi caer, la vi caer y no podía creerlo. Grité ‘Dios mío’ y después seguí gritando que creía que había un cristal”, dijo el abuelo de la niña fallecida.
Relató que él intentaba que la Chloe se parara al borde de la ventana cuando se cayó al muelle.
“Creo que por unos segundos estuve en estado de shock y solo estuve parado allí. Luego recuerdo haber gritado que pensaba que había un cristal. Todavía me lo digo a mi mismo, lo revivo todo el tiempo y solo pienso que creí que había un cristal allí. No sé qué más decirte”, dijo Salvatore.
El hombre de 51 años insiste en que pensó que la ventana tenía un cristal, aunque en el barco son de color azul, él es daltónico y no puede distinguir algunas tonalidades.
En ese caso, no servía esa característica para identificar la presencia del cristal en las ventanas del crucero.
“No lo vi. Me han dicho que puede ser por eso que sucedió”, añadió el abuelo.
El abogado de la familia Wiegand, Michael Winkelman, aseguró que el fallecimiento de Chloe fue un trágico accidente y que la familia tomará acciones legales contra la compañía Royal Caribbean.
Las cámaras de seguridad del barco grabaron los últimos momentos de vida de Chloe, los padres no han querido ver las escenas, confían en la interpretación de su abogado.
Alan y Kimberly Wiegand, padres de la niña, reiteran que todo se trató de un accidente y que la compañía Royal Caribbean no ofreció la seguridad adecuada en el área de la sala de juegos infantiles donde se encontraba Chloe.
En las primeras declaraciones que la pareja ofreció, comentó que el abuelo estaba realmente devastado.
El mundo sigue atento a la evolución de este caso que ha causado tanta conmoción. Comparte el emotivo testimonio del abuelo acusado.