Kent Vice es un amoroso abuelo que tuvo que pasar por la desgarradora experiencia de ver partir a su nieta de tan sólo dos años de edad.
La familia se encontraba en medio de las festividades de diciembre y no podían imaginar que se convertiría en la última Navidad con la pequeña. Nadie se había dado cuenta, pero un par de días atrás, Brianna se tragó una pequeña batería.
“Ella estaba bien el sábado. Fue un día de Navidad perfecto”.
En un par de ocasiones presentó un poco de fiebre, pero como seguía con mucha energía no le dieron importancia. El día después de Navidad, comenzó a vomitar sangre y su piel lucía de un extraño color azul.
Sus padres comprendieron de inmediato que se trataba de algo muy serio pero no sabían a qué especialista llevarla.
Desde el 2005 al 2014 se registraron casi 12 mil casos de niños que tragaron baterías, 15 de esos casos tuvieron desenlaces fatales.
La familia vive en una zona rural de Delaware y allí no contaban con un profesional médico. Después de mucho pensarlo llamaron a una ambulancia, la niña cada vez vomitaba más y más sangre así que decidieron trasladarla a un hospital en Tulsa. Una prueba de rayos X reveló que la niña se había tragado una pequeña batería.
“No quiero volver a ver baterías en mi casa. Estas cosas son peligrosas”.
En muchas ocasiones esto pueden recorrer el sistema digestivo sin ningún problema. Por desgracia, si llegan a atascarse comienzan a liberar una sustancia alcalina que produce envenenamiento fatal.
“No pudieron detener el sangrado. Se cree que la batería se comía su arteria carótida a través de su esófago”.
Los especialistas indicaron que lo mejor sería llevarla a otro centro médico en donde se encontraban mejor preparados para lidiar con una situación así.
Sin embargo, había mal clima y ningún helicóptero disponible para realizar el traslado. Decidieron operarla allí mismo y permaneció en quirófano durante hora y media. Lamentablemente, la pequeña ya había sufrido mucho daño y no lograron salvar su vida.
“Si la batería se aloja en el esófago o tracto digestivo puede abrirse y liberar sustancias alcalinas. Esto causa lesiones corrosivas o quemaduras”.
En medio de tanto dolor, la familia Florer ha decidido compartir lo sucedido para que padres del mundo entero estén mucho más atentos sobre lo que sus hijos ingieren.
Este tipo de baterías se pueden conseguir en muchísimos objetos, especialmente juguetes a los que los más pequeños tienen acceso.
Comparte esta nota para dar a conocer lo que sucedió a esta pequeña. Se trata de información valiosa que podría salvar la vida de alguien más.