La muerte de un familiar o conocido tiende a ser una noticia triste y emotiva, aunque la forma de comunicarla influye mucho en la manera de asumirlo. En este caso, los nietos de una señora decidieron dedicarle un particular obituario para anunciar su fallecimiento.
En las páginas de El Diario el Montañez de Cantabria, España, una esquela bastante singular causó revuelo.
Se trata del anuncio sobre el fallecimiento de una mujer que en vida respondía al nombre de María Luis Valle Ezquerra. Sus familiares afligidos decidieron dedicar unas breves palabras a su memoria y dar a conocer a la comunidad sobre el fallecimiento de Doña María a través de una tradicional esquela en el periódico.
Pero en las páginas del diario no había una sino dos esquelas para la misma difunta y una de ellas resaltó por su indudable tono bromista. Se trata de la dedicatoria hecha por los nietos de Doña María en el que revelaron su apodo de cariño, Güelita/Bisa, y su costumbre diaria.
Eso sí, todo esto con gran ironía.
María Luisa tenía dos hijos, cinco nietos y dos bisnietos. Estos últimos eran quienes la llamaron Bisa y aparentes creadores del inusual obituario que decidieron enviar a la Funeraria Rasilla que posteriormente remitió al periódico.
La publicación fue hecha el 28 de noviembre, dos días después de que la anciana de 95 años partiera de este mundo. Pero nadie debe confundirse, la familia no quiso hacerse burla de la muerte de Doña María, sino recordarla con el humor que la caracterizaba.
La abuelita era una lectora empedernida de las páginas de necrología y era conocida en la Residencia San José de Torrelavega como “la señora del periódico”, pues desde su llegada al albergue de ancianos bajaba diariamente a la biblioteca para encontrar su ejemplar de El Diario el Montañez.
La esquela que se volvió viral en pocos días, fue una manera memorable de recordar a la amada anciana.
Sus nietos quisieron restar dramatismo a la pérdida y se enfocaron en darle un gran homenaje póstumo a ese ser especial que en las últimas líneas califican como súperabuela.
Según comentó uno de sus hijos, Doña María tenía una gran personalidad y “se lo habría tomado de maravilla. Era muy campechana y abierta, muy de la calle, de hablar con todo el mundo”. De ser así, seguro la abuelita está feliz y enternecida desde el cielo por el humor con el que sus nietos decidieron despedirla.
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