El cáncer puede ser una enfermedad silenciosa, por lo tanto, emerge cuando menos lo esperamos. Lo peor que puede pasarle a quien lo padece es estar solo, sin compañía alguna.
De hecho, los especialistas aseguran que los que logran superarlo es porque tienen a su familia y amigos empujándolos a continuar viviendo. Esta historia es sobre ello.
Se trata de una mujer, Laurie Burpee, quien está justo ahora en una batalla contra la letal enfermedad. Ella es maestra de segundo grado en los Estados Unidos, específicamente en Vancouver.
Hace unos días se encontraba en su casa descansando tras las duras tareas del tratamiento para su enfermedad, en ese momento recibió una sorpresa extraordinaria.
Escuchó música, cantos como si vinieran del cielo. Parecía un sueño. Cuando miró por la ventana pudo ver pequeños sombreros de Santa que se asomaban.
Nunca se imaginó que era: nada más y nada menos que un grupo de niños, padres, madres y compañeros de la escuela en donde trabaja. Todos cantando villancicos especialmente para ella.
¿Acaso no es un detalle sanador?, Laurie recibió sorprendida a todo el mundo. Eran más de 30 personas. Algo increíble.
La profe Laurie fue diagnosticada con un extraño cáncer a mediados del año. En un principio el diagnóstico fatal fue cáncer de mama, pero posteriormente una mastectomía aclaró que se trataba de otra enfermedad cancerígena asociada a sus glándulas salivales, que muy extrañamente se aloja en los senos. Desde ese momento Laurie ha estado sometida a rondas de radiación.
Hace poco ha realizado múltiples sesiones de quimioterapias para vencer el cáncer que lamentablemente le ha hecho metástasis en sus pulmones.
Fueron 20 los estudiantes que Laurie dejó en la escuela con una suplente tras tener que tratarse su enfermedad. Todos los que la conocen han declarado que su trabajo ha sido uno de los mejores y que su desempeño como profesora es ejemplar.
Más tarde, después de los villancicos, comenzaron a llegar más personas. Se trataba de otra sorpresa. Llegaron muchos automóviles policiales con otro regalo: una placa, un reconocimiento por ser la persona más amable de todas.
El reconocimiento en cuestión es obra de la organización sin fines de lucro que lleva por nombre Kindness 911. Ellos tienen sede en Washington y están asociados con la policía para realizar este tipo de homenajes.
“Qué hermoso detalle, todos debemos ayudar para que estos trances tan difíciles sean más llevaderos”, comentó una internauta.
El momento es tan conmovedor
Los comentarios de los presentes resaltaban que Laurie no dejó de sonreír durante la sorpresa. No podían esperar menos de ella, una persona reconocida por todos como una gran mujer y maestra dedicada a sus estudiantes y a su trabajo.
Comparte esta conmovedora historia entre tus familiares y amigos, un gesto pequeño puede lograr una gran diferencia.