Sabemos que en esta sociedad tan moderna las redes sociales se han convertido no solo en el principal medido de comunicación sino en un puente para hacer amigos de todo el mundo y mantenerse informado.
Por ello, Hiram Jossue Morales Chávez decidió compartir una hermosa historia en Facebook con el único objetivo de promocionar el tierno trabajo de un abuelito a quien no le iba muy bien.
Hiram compartió en su perfil fotos del puesto del comida del anciano que solo vendía dos mazorcas (elotes) al día.
El abuelito es de Navojoa, México.
Por este motivo, Hiram publicó algunas fotografías del tierno abuelito trabajando, las imágenes estaban acompañadas de un conmovedor mensaje.
No pasó mucho tiempo para que varias personas le escribieran pidiéndole mayor información, en cuestión de horas la publicación se había vuelto viral.
Vayan a comprarles mazorcas al señor están buenísimas, solo ha vendido dos que son las nuestras”.
La publicación conmovió el corazón de todos de los Navojoenses quienes se organizaron y se acercaron al Don Joaquín Mendívil Mendívil de 84 años de edad.
Don Joaquín todos los días sale a vender las mazorcas por las noches, profesión que ejerce desde hace 30 años, con ayuda de sus hijos las cocina y las preparan para ofrecer las mejores de toda la comunidad.
Don Joaquín vive con uno de sus cinco hijos.
El abuelito comenta que las ventas has estado muy bajas, el día que Hiram se acercó a comprarle fue el primer cliente tras varias horas estar parado en su triciclo.
Por suerte, todo cambió después que el joven realizara la publicación. Sorprendentemente, muchas personas se acercaron al puesto de Don Joaquín quien logró vender todos sus productos.
Las brochas con las que unta los ingredientes las hace con las mismas hojas de elote.
Los ciudadanos de la localidad no tardaron en responder y lo hicieron de la manera más tierna posible. Al respecto, el abuelito comenta:
Cuando menos pensé la suerte me cambió. Me rodearon, toda la gente y me ayudaron ¡qué bueno! Hasta el dolor de las rodillas se me quitó del gusto porque no aguanto mucho tiempo parado, pero estaba vendiendo ¡aguanté!”
La vida de Don Joaquín cambió completamente desde entonces, una señora le regaló un triciclo nuevo para que trabaje con mayor comodidad y de algún modo aliviar sus dolencias físicas, el triciclo anterior ya estaba muy desgastado.
Otras personas lo acondicionaron con luces led para brindarle mayor seguridad.
Los palos en los que inserta las mazorcas los elabora don Joaquín.
Un joven estaba dispuesto ayudarlo y recibió el apoyo de toda la comunidad. Don Joaquín no puede estar más agradecido, comenta que seguirá trabajando hasta que el cuerpo se lo permita. Esto nos confirma que los buenos somos.
Apoyemos a nuestros abuelitos y no los dejemos solos. Comparte esta nota en tus redes para seguir ofreciéndole esperanza a tantos abuelitos que día a día salen a ofrecer sus productos.