Aunque parezca mentira, ciertos especialistas en salud aseguran que es altamente probable que todas las personas a lo largo de su vida desarrollen un tumor.
Investigaciones revelan que diariamente se producen mutaciones en las células del cuerpo humano con resultados que pueden desencadenar en tumores muy pequeños que son controlados y eliminados por el cuerpo, sin embargo, ese procedimiento puede variar.
Esto fue lo que le pasó a Luis, cuando el pasado 14 de noviembre llamó a su madre para decirle que algo no estaba bien, y después de hacerle varios exámenes descubrieron un tumor cerebral que afectaba su percepción de la música.
“Desde que tengo uso de razón he disfrutado con la música. Cuando tenía 2 años le quitaba la guitarra a mi madre. Bailaba, cantaba y tarareaba sin parar todas las canciones que mis padres escuchaban”.
Cuando Luis tenía 7 años insistió para que lo dejaran ir a clases de música porque quería aprender a tocar el piano.
“A los 12 años sabía tocar el piano, la guitarra española y el violín”.
La música es su pasión y parte de su vida. En los malos momentos siempre encontraba consuelo tocando el piano, que era y sigue siendo su instrumento favorito.
«Cuando estaba agobiado por los exámenes, me refugiaba en la música, cuando terminé con mi primera novia me refugié en la música, cuando mi abuelo murió, me refugié en la música».
Actualmente tiene dos carreras, el Título Superior de Música en la especialidad de Musicología y el grado de Pedagogía.
Empezó a dar clases particulares de piano a niños con dificultades, y después fue contratado en un centro de música, donde logró convencer a los dueños para abrir cursos y talleres especiales para personas con discapacidad intelectual, problemas de aprendizaje o cualquier dificultad.
“Para mí la música es algo que debe ser accesible a todos”.
Luis ha trabajado con niños con problemas de audición, ciegos y autistas.
“Recuerdo un chico que llegó al centro sin hablar. Sólo tocaba el piano. Al terminar el curso cantaba y sus padres vinieron a darnos las gracias muy emocionados».
«Comprendes que la música no son sólo notas, sonidos o letras, es algo mucho más grande”.
La odisea de Luis comenzó cuando un viernes de octubre salió de fiesta con sus amigos y en la discoteca le empezó a doler la cabeza.
“Pensé que eran migraña o quizás había bebido más de la cuenta, así que me fui a casa”.
No volvió a sentir algo parecido hasta que un día en el gimnasio se puso los audífonos y le dio fuerte mareo y pensó que sufría una baja de azúcar.
Pero el 14 de noviembre supo que algo estaba mal cuando estaba en casa y después de poner música se dio cuenta de que no podía escucharla.
“Era como si hubiesen quitado la parte instrumental de la canción”.
Llamó a su madre muy asustado, quien le recomendó que fuera de inmediato al médico. Después de muchas pruebas los médicos le diagnosticaron un tumor en el lóbulo temporal, específicamente en la corteza auditiva asociativa.
“Podría haberme afectado con otras cosas: no escuchar las voces de personas, la alarma del móvil, el ladrido de mi perro, pero no, fue la música”.
Afortunadamente, el tumor es pequeño y no se ha extendido, y aunque el pronóstico es bueno, los médicos no le garantizan que podrá escuchar la música como antes.
Solo el tiempo podrá revelar si Luis volverá a disfrutar lo que tanto ama. Comparte su caso para advertir la importancia de acudir el médico cuando ante cualquier síntoma extraño antes de que sea demasiado tarde.