Hace más de seis años que Rocio Dusek, una madre de Mar de la Plata, Argentina, no hace más que pensar en la salud y el destino de su hijo menor Thiago Joel Franco. Esto, después de que el pequeño fuese atropellado por el ex piloto de turismo de carretera (TC), Eduardo «Lalo» Ramos.
En marzo de 2014 este hecho consternó a todo el país, tras saberse que el ex pito conducía con niveles de alcohol en su sangre más altos de los permitidos por la ley y las lesiones sufridas por el menor fueron realmente terribles.
El débil cuerpo del niño de 4 años sufrió una triple fractura de cráneo y aunque logró sobrevivir, su vida cambió para siempre. El pequeño quedó con parálisis parcial del lado izquierdo (hemiparesia), un daño cerebral que le impide reconocer los rostros (prosopagnosia) y epilepsia refractaria.
Además de otros daños colaterales como: falta de concentración, ansiedad, inestabilidad emocional, irritación y crisis de furias.
Su movilidad también quedó condicionada a unas válvulas ortopédicas.
Los años han pasado y la recuperación del menor ha sido bastante difícil, una situación que golpeó su vida y la de su familia. Y este 11 de febrero, Thiago volvió a hacer noticia después de que se le diagnosticara con leucopenia.
La leucopenia es una enfermedad de la sangre originada por la baja producción de glóbulos blancos. Por ahora el diagnóstico es moderado pero de avanzar el pequeño tendría que ser sometido a un trasplante de médula ósea que los médicos dicen que no podría soportar.
Thiago, que estaba internado en la Clínica del Niño y la Madre fue trasladado al centro médico FLENI de Buenos Aires. Ahora, la familia se prepara para dar una nueva batalla por la vida de este pequeño.
“Durante el fin de semana, mi hijo tuvo tres ataques seguidos que lo dejaron exhausto y desorientado, con diarrea y mareos. Me dice que ya no quiere vivir así”, cuenta entre lágrimas Rocio Dusek.
La madre confesó la agonía que les ha tocado vivir durante los últimos 6 años, el pequeño Thiago ha pasado más de la mitad de su vida visitando hospitales y oficinas burocráticas para encontrar los subsidios económicos necesarios para llevar su situación.
«Cada vez que tiene que hacerse un estudio debe ser readmitido, le digo que es el último esfuerzo; pero el otro día respondió: ‘Mamá, me parece que me mientes. Esto nunca termina’. Siento un dolor terrible y mucha impotencia. Daría mi vida por tener a mi hijo sano y jugando en una plaza”, declaró Rocio.
Esta madre aún recuerda con amargura la sentencia que recibió Eduardo «Lalo» Ramos por el accidente. Sólo dos años y seis meses de prisión en suspenso y la prohibición de conducir durante cuatro años que para Rocio son nada delante del calvario que su hijo ha tenido que pasar.
“Tuve que aguantar al fiscal Pablo Cistoldi diciéndome que: ‘Estaba agradecido de que lo tuviera vivo’. ¡Esto no es vida! Nunca olvidaré esas palabras. Lalo Ramos, borracho y a toda velocidad, condenó a mi hijo al sufrimiento y lo recompensó por eso. Él está en casa y seguimos visitando hospitales, oficinas burocráticas, sin saber lo que sucederá mañana”, sentenció la mujer.
La historia de Thiago es realmente lamentable y lo más triste es que aún podría necesitar un trasplante de médula ósea, lo cual complicaría aún más su situación.
La familia no sólo lleva consigo el dolor por todo lo que atraviesan, sino la preocupación por los gastos médicos que deben cubrir. Cualquiera que quisiera colaborar con Thiago puede hacerlo a la cuenta de Banco Nación, Sucursal 1185, Número 1481427685, CBU: 01101481-30014814276851, en nombre de su madre Rocio Dusek.
Por favor comparte esta noticia y ayúdanos a darle visibilidad a este caso, el pequeño Thiago necesita de la colaboración de todos.