Julieta Viñales, de 18 años, fue ingresada en una clínica privada de la provincia de San Juan, Argentina, para ser sometida a un procedimiento quirúrgico para extraer sus amígdalas el pasado 10 de febrero.
Cuando salió de la sala de operaciones estuvo un rato en observación y recibió el alta médica como estaba previsto. Al día siguiente estaba pautada su primera consulta de control post operatorio, en ese momento sufrió una hemorragia.
Lamentablemente 24 horas después entró en paro y no ha vuelto a reaccionar tras la intensa pérdida de sangre.
Después de permanecer inconsciente durante una semana, los médicos declararon su muerte cerebral.
La familia declaró ante los medios que emprenderá acciones legales por mala praxis contra el médico que estuvo a cargo de la operación.
Según el relato de los parientes de Julieta, les llamó la atención que al darle el alta médica le recetaran un antihemorrágico, algo que no es común en la recuperación de una cirugía de este tipo.
La sospecha se confirmó cuando Julieta fue atendida por otros médicos el día siguiente, presumen que el doctor que la operó perforó la arteria carótida de la paciente por error y no lo mencionó.
Ahora la joven permanece ingresada en estado grave, en las últimas horas le retiraron la sedación para evaluar cómo responde. Hasta el momento no han podido determinar el daño neurológico que sufrió por el tiempo en el que estuvo en paro, su familia espera un milagro.
Los seres queridos de Julieta, quien es de Buenos Aires y desde los 5 años se trasladó con su familia a la provincia de San Juan, piden oraciones por su recuperación.
Julieta culminó sus estudios de secundaria en la escuela Medalla Milagrosa y después retornó a Buenos Aires para empezar a cursar la carrera universitaria de medicina. Estaba en San Juan porque viajó a disfrutar las fiestas y vacaciones del verano.
Se quejaba de las anginas que le molestaban con frecuencia y le insistió a su madre para que la sometieran a la operación necesaria para extraerlas, es una cirugía sencilla y ambulatoria. Los pacientes reciben el alta médica el mismo día.
Juli, como cariñosamente la llama su familia, entró al quirófano a las 09:30 de la mañana y recibió el alta a las 12:30 con las indicaciones del médico que añadió un remedió para hemorragias además de los antibióticos y analgésicos.
En la consulta del día siguiente ella le manifestó al médico que sentía dolor del lado derecho y este le explicó que era normal porque en esa área tuvo que profundizar más para retirar la amígdala.
Le recomendó seguir con una dieta fría y le recetó un protector gástrico, el próximo jueves sería su próxima consulta.
Un día después Juli gritó desde el baño porque estaba escupiendo sangre, terminó vomitando sangre y se desmayó por la impresión. Su madre salió corriendo a pedir ayuda y la trasladaron al hospital en una ambulancia.
Ingresó al Hospital Marcial Quiroga inconsciente, el médico la estabilizó y pidió estudios como placas, un electrocardiograma y análisis de sangre.
El especialista que la operó respondió a las llamadas de la madre de Juli tras varios intentos, se trasladó hasta el hospital donde estaba.
Lograron detener la hemorragia y la joven mejoró, el médico que la intervino ordenó su traslado al hospital Guillermo Rawson, donde permanecería en terapia intensiva en observación y ante otra hemorragia sería ingresada a quirófano.
El médico les dijo a los familiares de Julieta que no se alarmaran. “Es una cascarita que se sale y empieza a sangrar”, afirmó.
El día siguiente Julieta se había recuperado, hablaba, pero no quiso comerse una gelatina porque le dolía la garganta en el lado derecho. Le administraron morfina.
Su madre se fue a casa y continuaron hablando a través de mensajes de texto, en la madrugada la llamaron del hospital diciéndole que se presentara con urgencia porque Julieta tenía una hemorragia muy grave y perdía mucha sangre. Había entrado en paro cardíaco.
Intentaron reanimarla durante 30-40 minutos hasta que lo lograron, la ingresaron al quirófano sin saber si sobreviviría.
Cuando llegó la madre le dijeron que nunca habían visto una hemorragia de tal magnitud, que perdió 4 litros de sangre y el paro cardiorrespiratorio fue producto de eso. Además, podría tener daño cerebral por la falta de oxígeno que sufrió mientras estuvo en paro.
El día siguiente Julieta convulsionó, producto de un posible daño cerebral. Permanecía en coma inducido, con respirador, y los médicos intentaban estabilizar su presión.
Ahora no ha convulsionado, no ha presentado fiebre ni hemorragia, pero, aunque le retiraron la sedación no ha despertado.
Las próximas 72 horas serán claves para ver si responde. Su madre pide ayuda.
El caso ha generado gran conmoción no solo en Argentina sino en otros países, en las redes exigen que se haga justicia y que el médico pague por su acto de negligencia. Compártelo.