Abdalla Mohamed, de 32 años, protagonizó un vídeo viral hace 11 días en el que aparece junto a su hija Salwa de 3 años haciéndola reír con un juego mientras se escuchan las detonaciones de las bombas de la guerra de Siria.
Desde que las escenas se difundieron en las redes sociales le han dado la vuelta al mundo, un amigo turco de la familia que se sensibilizó con el gesto del padre que intentaba distraer a su pequeña cambió su destino.
Mehmet Algan, el amigo de la familia trabaja en la Asociación Médica para Expatriados Sirios, y compartió en vídeo en sus redes sociales. Poco después fue contactado por las autoridades de Turquía para ofrecerle ayuda a Abdalla.
La familia logró cruzar la frontera y están en Turquía con estatus de refugiados gracias a la mediación de las autoridades de ese país.
A pesar de que Abdalla había huido de la guerra en Saraqib en la devastada provincia de Idlib, las bombas seguían detonándose sobre su nueva residencia en Sarmada, a 10 kilómetros de la frontera con Turquía.
En medio del pánico y el dolor, el amor hacia su hija motivó a Abdalla a suprimir sus sentimientos para transmitirle a ella calma, para no ensuciar su inocencia de niña con los estragos de la guerra.
A través de un juego en el que le hacía creer a Salwa que las detonaciones eran fuegos artificiales activados por niños se reían a carcajadas cada vez que escuchaban un ruido.
Abdullah ve güzel kızı Selva. Yukarıda durumlarını paylaştığım baba kız. Ve yine tekrar eden o kahredici oyun. Anlamak için Arapça bilmenize gerek yok. pic.twitter.com/wUwKAcLzWE
— Mehmet Algan (@alganmehmett) February 16, 2020
Abdalla, proveedor de servicios de Internet, actualmente sin empleo, en una entrevista que ofreció la semana pasada pedía ayuda para emigrar a Turquía y mantener a salvo a su hija. Aseguró que él y su esposa estaban exhaustos, que veían a su hija crecer sin poder salir de ahí.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, medió para que la familia pudiera trasladarse a su país en condición de refugiados.
“Las autoridades turcas se pusieron en contacto conmigo y nos han llevado a Turquía”, relató Abdalla.
“Estoy feliz. Estamos lejos de la guerra, no hay explosiones, no hay aviones, no hay muerte. Es un lugar nuevo, no tengo trabajo, pero estoy feliz”, dijo el padre de Salwa.
La niña sonríe y transita por la localidad de Reyhanli, se han reunido con los seres queridos que tenían en Turquía, ahora viven en la casa de unos amigos.
Tienen una tarjeta que los identifica como refugiados sirios con la que pueden permanecer legalmente en Turquía. “Aquí no le otorgan residencia a nadie”, dijo Abdalla, quien comentó que la única condición para volver a Siria es que la guerra termine.
“Están a salvo ahora. Salwa crecerá sin escuchar bombas”, dijo el amoroso padre. Ahora tendrán una vida nueva lejos del horror de la guerra.
De acuerdo con cifras publicadas la semana pasada por la ONU, aproximadamente 900.000 personas se han desplazado de sus hogares en Idlib, la región de Abdullah y Salwa, porque la zona está bajo el dominio del Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista incluida en Al Qaeda, ex filial siria.
En lo que va de año han fallecido 28 niños como consecuencia de la guerra, de acuerdo con lo registrado por UNICEF, y otros 49 niños resultaron heridos en Idlib y al oeste de la provincia de Alepo.
Hay aproximadamente un millón de desplazados sirios en la frontera, aunque el paso está cerrado. Después de 9 años de conflicto, más de 3,5 millones de refugiados sirios residen en Turquía.
“Mi mensaje al mundo es que mi hija y todos los niños de Siria vivan en paz. Una vida lejos de los bombardeos y la muerte. Una vida a través de la cual mi hija puede estudiar y aprender”, dijo Abdalla.
Más de 6.500 niños son obligados a huir de Siria cada día según las cifras de UNICEF. Comparte esta emotiva noticia, todos tenemos que alzar la voz y procurar luchar por la defensa de los derechos de los más vulnerables: los niños.