En un mundo donde se le da tanta importancia a la apariencia física, no es extraño que muchas personas se pongan obsesivas con la forma como se ven. Así le ocurre a una madre en Inglaterra que en su búsqueda por verse cada vez mejor invierte una gran cantidad de dinero de lo más contenta.
Tracy Kiss es una entrenadora personal de 32 años que vive en Aylesbury, Buckinghamshire. Es madre de dos hijos: Millie, de 12 años y Gabriel, de ocho.
Tracy Kiss antes de someterse a las operaciones para cambiar su físico
Desde los dieciocho años de edad empezó a realizar transformaciones en su cuerpo, inició con el busto porque eran asimétricos. Y de allí a la fecha, se ha sometido a tres trabajos en sus senos.
La mujer se justifica porque amamantar a sus hijos cuando eran bebé, hizo que sus senos perdieran la tonicidad y se vean caídos, aun teniendo implantes.
“Después de amamantar a mis dos hijos Millie, de 12 años y Gabriel, de ocho, mis senos se cayeron a pesar de tener implantes, estaban cubiertos de estrías sin tejido mamario natural o el mío aparte de mis implantes de silicona”, dijo la inconforme mujer.
Tracy no paró allí, también se hizo un levantamiento de glúteos, cirugía plástica en la nariz, y una ocular realizada con láser para no tener que usar lentes debido a su problema de miopía. Ante las opiniones sobre sus tantas operaciones, la entrenadora alega motivos relacionados con su bienestar general.
Tracy saliendo de su cirugía plástica de nariz
“No veo mis facturas de cirugía como una deuda, es como pagar las cuotas universitarias o una hipoteca, excepto que mi calidad de vida es mejor”, dijo la mujer.
Pero tal vez una de las cirugías más curiosas, es la que se realizó a los 29 años. Al comparar su órgano genital antes y después de sus partos, no le agradó para nada el resultado. Así que sin más que pensar, se sometió a una cirugía de vagina, de la cual se siente muy orgullosa.
“A los 29 años, comencé a ser consciente de mi vagina, odiaba cómo se veía después de dar a luz”, aseguró la detallista Tracy.
Otros de los arreglos que se hizo fue la eliminación de algunos lunares en su rostro que no le agradaban, también se inyectó Botox, y aplicó relleno en los labios, mandíbula, mejillas, y debajo de los ojos.
Entre las quince operaciones y varios tratamientos que se ha realizado, ha llegado a la suma de 58,300 dólares, que ha cubierto con dos tarjetas de crédito. Y aunque paga un promedio mensual en cada tarjeta de 520 dólares, a ella le parece que vale la pena.
No le ha importado sacrificar su vida social, no gastando en viajes ni entretenimiento para dedicarlo todo a su cuerpo. Tracy ha contado siempre con el apoyo de su madre, que la ayuda en el cuidado de los niños cuando le toca hacerse alguna cirugía o tratamiento.
Y así va pasando sus días, mirándose al espejo y encontrado alguna que otra cosa que cambiar para sentirse mejor.
No estaría demás, invertir también un poco en arreglar algunas áreas de nuestra persona, para mejorar nuestra belleza interior.
Comparte esta insólita historia con todos tus amigos y seres queridos, y pregúntales si serían capaces de hacer lo mismo que Tracy.