Cassondra Reynolds, de 49 años, es de California, Estados Unidos, está devastada tras perder al amor de su vida, con quien estuvo casada durante 10 años y con quien tuvo tres hijos.
John Reynolds trabaja como mecánico, algunas veces cumplía con una jornada nocturna y en ese caso consumía una bebida energética para mantenerse alerta subestimando el peligro de este hábito.
Él falleció en el año 2011 a los 41 años dejando huérfanos a sus tres pequeños hijos.
Aunque han transcurrido 9 años, Cassondra quiso pronunciarse difundiendo su trágica experiencia para advertir a otros que tomar una bebida energética diaria puede tener consecuencias fatales.
Ella resaltó que la combinación de azúcar y cafeína es como jugar a la “ruleta rusa” con la vida, según le explicaron los médicos.
“John era mi única familia, era mi todo y era mi alma gemela y ahora se ha ido”, lamentó Cassondra.
Recuerda que el 05 de febrero de 2011 se despertó y escuchó a su esposo sin aliento sufriendo un paro cardíaco en su cama. Lo trasladó al piso para aplicarle técnicas de reanimación cardiopulmonar.
Mientras tanto, sus tres hijos preguntaban qué le pasaba a su papá, ella los envió a sus habitaciones y llamó a los servicios de emergencia, que llegaron tres minutos después.
“No podía creer lo que sucedía, entré en estado de pánico y shock porque no tenía idea de lo que le pasaba a mi esposo. Lo vi pasar del color azul al gris y rezaba para que no fuera nada grave”, relató Cassondra.
Los tres hijos de la pareja tenían en ese momento cinco, seis y ocho años. Habían transcurrido 14 días desde la traumática emergencia médica que presenciaron cuando tuvieron que decirle adiós a su papá.
A John lo desconectaron del soporte vital cuando le declararon muerte cerebral dejando a su familia devastada.
“John estaba saludable, había ejercicios cada día, el mes anterior se sometió a un examen físico completo y el resultado fue favorable”, dijo Cassondra.
Cuando ingresó al hospital, según los médicos, tenía el corazón de un joven de 25 años, ingresó en coma inducido a la Unidad de Cuidados Intensivos Cardíacos.
Al someterlo a análisis de sangre, determinaron que sus niveles de azúcar en la sangre eran muy altos y le hicieron preguntas sobre sus hábitos mientras trataban su hipotermia para prevenir cualquier daño cerebral causado por la falta de oxígeno.
El cardiólogo le dijo que no era normal que una persona con un corazón sano, que hace ejercicios, no bebe y no fuma sufriera un paro cardíaco, quería encontrar la causa, sabía que había algo más.
“El médico me preguntó su tomaba bebidas energéticas, a lo que respondí que sí, pero solo una vez al día. Inmediatamente me explicó que solamente una de esas bebidas basta para alterar el ritmo de su corazón causando arritmia cardíaca”, relató.
“Cuando fue declarado con muerte cerebral, dejé que mis hijos vinieran a visitarlo para despedirse. Le pedí a la enfermera que retirara tantos cables como fuera posible para que no se impresionaran”, dijo Cassondra.
“John era un padre muy bueno y el mejor esposo, verlo respirar por última vez fue lo más doloroso que jamás haya experimentado. Sentí que mi corazón se estaba rompiendo físicamente”, concluyó.
Para crear consciencia sobre el consumo de estas bebidas compartió una desgarradora imagen de la última vez que sus hijos vieron a su padre antes de que lo desconectaran del soporte vital.
“Les dije a mis hijos que su padre tenía que ir al cielo y que por eso no regresaría más a casa con nosotros. Quiero que la gente sepa lo peligrosas que son estas bebidas, necesito que todos hablen sobre la pérdida de sus seres queridos por esta causa porque sucede todo el tiempo, pero la gente no se entera”.
La iniciativa de esta madre es muy valiosa, su testimonio puede salvar otras vidas. Compártelo.