Peter Mutabazi es un dedicado hombre que ha cambiado para siempre la vida de un joven. Desde que tenía tan sólo dos años de edad, Tony llegó a un orfanato y desde entonces ha recorrido un largo camino para encontrar a alguien que verdaderamente lo valore como parte de su familia.
Tony fue adoptado con 11 años de edad.
Hace un par de años, el pequeño pensó que había encontrado unos buenos padres pero todo se vino abajo. Al parecer, una pareja pasó por todos los trámites de la adopción pero meses después lo dejaron en un hospital y nunca volvieron por él.
“Es el joven más simpático y amoroso».
Tony quedó con el corazón roto. Preguntó a los empleados del hospital una y otra vez por sus padres. No entendía qué había hecho mal y tampoco quería volver a un orfanato.
Afortunadamente, una trabajadora social sabía muy bien cómo ayudarlo. Jessica Ward conoció a Peter Mutabazi y pensó que podría ser un maravilloso padre para el joven.
«Desde el primer día me llamó ‘papá’ y eso me llenó de orgullo”.
Al principio, el plan era que Peter cuidara a Tony durante un fin de semana. Sin embargo, se llevaron tan bien que dos años después lograron celebrar la adopción formal.
“Cuando me contó su historia quedé sumido en lágrimas. Lo habían dejado sus padres biológicos y también los adoptivos. Tenía que ayudarlo”.
Peter también tuvo un pasado realmente difícil. Nació en Uganda y a los 10 años de edad se las ingenió para dejar su casa y alejarse tanto como pudo de una familia en donde su vida estaba en peligro. Afortunadamente, consiguió unos padres que lo ayudaron y le dieron una nueva vida.
“Tenía espacio en mi casa, los recursos necesarios y mucho amor para dar”.
Siempre supo que él quería hacer lo mismo así que ha abierto las puertas de su casa de manera temporal a muchos niños huérfanos. En todo este tiempo, no había considerado una adopción definitiva pero su conexión con Tony fue tan especial que no lo pensó ni un segundo.
“Me siento muy afortunado de poder llamarte mi hijo. Gracias por aceptarme como tu padre. Trabajaré cada día para poder aprender y que seamos una familia amorosa”.
Después de dos años, la adopción se ha hecho oficial y el joven Tony se encuentra más feliz que nunca. Su vida ha cambiado y por primera vez siente que realmente cuenta con el apoyo de un padre.
Lo mejor de todo es que pronto abrirán las puertas de su hogar para otro niño. Serán una familia cada vez más grande y feliz.
La historia de Peter y Tony es realmente inspiradora, no hay duda de que estaban destinados a ser padre e hijo, no te vayas sin compartirla.