A menudo, suele decirse que todo el mundo alaba y defiende la verdad, la justicia y las buenas costumbres, pero en el momento en que alguien se atreve a ser honesto, acaba siendo señalado y criticado. No es fácil, por tanto, mantener la coherencia entre aquello que uno piensa y lo que hace.
Por eso son tan valiosas las personas honestas. En ellas hay una dosis de valentía y una clara voluntad por mantener la coherencia.
Pocos valores son tan necesarios como la honestidad, ese primer capítulo del libro de la sabiduría, ese arte perdido.
Y es que, los tiempos que corren no nos llenan demasiado de esperanza, sin embargo, en Burgos, España, ha ocurrido un hecho excepcional que se ha convertido en noticia viral, ya que una persona ha recuperado su bolso perdido con documentación y más de 2.000 euros en efectivo.
El bolso no apareció por arte de magia, pero sí gracias a la noble acción de una empleada del servicio de limpieza que lo encontró y entregó a la Policía Local de Miranda de Ebro, Burgos.
En concreto, la empleada del servicio de limpieza encontró el bolso en la acera de Real Aquende, y sin pensarlo se lo entregó a una patrulla de policía que pasaba por la zona y se encontraba de servicio en la calle.
Gracias a los documentos identificativos, las autoridades se pusieron en contacto de manera inmediata con la persona que extravió el bolso y, posteriormente, procedió a la entrega del mismo.
“Ya quisiéramos ver estos actos de honestidad replicados en más personas. El mundo sería diferente”, dijo un oficial.
No obstante, fuentes municipales han indicado que este no es un hecho aislado y ha recordado que la Policía Local de Miranda de Ebro ofrece a la ciudadanía el servicio de objetos perdidos, lo que les permite a los ciudadanos hacer entrega de objetos que se han encontrado o recuperar aquellos que son suyos gracias, en ocasiones, a estas entregas.
“Cuando se entregan estos objetos, reciben un número de entrada, y cuando se recogen se toman los datos personales de la persona en cuestión.
Para recogerlo, se pregunta a la persona por características y singularidades del objeto e incluso se pueden aportar fotografías si se dispone de ellas”, aseguraron las autoridades.
Cuando transcurren dos años y un día sin que se haya recogido el objeto, se contacta con la persona que lo depositó para que proceda a retirarlo.
Tal y como nuestra anónima protagonista y heroína de hoy, las personas honestas no tienen en mente la necesidad de agradar a todo el mundo. Les incomoda la hipocresía y por ello no dudan en practicar el único lenguaje que conocen: la sinceridad.
Ser honestos significa tener el coraje de defender siempre la verdad en cada uno de los contextos. Es más, esa honestidad que uno mismo intenta mantener para sí mismo, también la exige en los demás. Gracias a está humilde mujer por recordarnos que todos podemos hacer el cambio.
Comparte esta historia con tus familiares y amigos, y si conoces personas caracterizadas por una honestidad infatigable, no dudes en tenerlas siempre cerca. De seguro aprenderás mucho con ellas y te inspirarán para ser alguien mejor.