Christian Salaroli, es un médico reanimador anestesiólogo que trabaja en Bérgamo, permanece en la zona roja del coronavirus en Italia y ofreció declaraciones sobre lo que se vive ante la emergencia sanitaria.
Italia fue el primer país en Europa en adoptar medidas drásticas ante le epidemia, solamente se mantienen abiertos los comercios que vendan artículos de primera necesidad mientras instan a la población a permanecer en casa.
Actualmente se han registrado en Italia 15.000 contagiados y 1.000 pacientes fallecidos.
El dramático testimonio del anestesiólogo de uno de los hospitales en el que se atiende el mayor número de contagiados en el país causa conmoción.
“Se decide en función de la edad y la salud. Algunos de nosotros, médicos sin experiencia o recién llegados, salimos destrozados… quédense en casa”.
En una entrevista que el doctor Salaroli ofreció al Corriere della Sera contó los detalles del trabajo del personal sanitario que lucha contra la enfermedad.
El doctor Salaroli es uno de los médicos que está en primera línea trabajando para combatir el brote de coronavirus en el Hospital Papa Giovanni XXIII de Bérgamo.
“No se imaginan lo que está pasando aquí. Elegimos a quién tratar y a quién no, según la edad y el estado de salud. Como en todas las situaciones de guerra”, relató.
Explicó cómo era el procedimiento para atender a los pacientes contagiados por el coronavirus, COVID-19, contó que el primer paso es ingresar a los que presentan insuficiencia respiratoria en una habitación especial con veinte camas.
Todos los demás pacientes que estén menos graves reciben el alta médica para que se recuperen en sus casas sin ocupar espacios necesarios en el hospital para pacientes en estado crítico.
“Cada mañana a primera hora, el reanimador pasa con el personal de primeros auxilios a evaluar a los pacientes. Su opinión es muy importante. Además de la edad y el estado general, el tercer momento que se toma en cuenta es la capacidad del paciente para recuperarse de una operación de cuidados intensivos”.
La decisión sobre a quién ingresar en la unidad de cuidados intensivos es tomada en un plazo máximo de 48 horas.
“Lamentablemente existe una desproporción entre los recursos hospitalarios, las camas de cuidados intensivos y las personas con necesidades críticas, no todos están intubados”, relató el médico.
“Aquellos con los que se elige continuar el tratamiento son intubados y colocados boca abajo, porque esta maniobra puede favorecer la ventilación de las áreas inferiores del pulmón”, agregó el doctor Salaroli.
Los médicos especialistas dedican atención especial a los pacientes con enfermedades cardiorrespiratorios graves y a los que tienen enfermedades coronarias graves, porque tienen problemas para tolerar la hipoxia aguda y tienen pocas posibilidades de sobrevivir a la fase crítica.
“Otros casos en los que posiblemente no se avance, son los de personas con edades comprendidas entre los 80 y 95 años con insuficiencia respiratoria grave o las que presentan falla multiorgánica de más de tres órganos vitales”, agregó.
“Ese tipo de pacientes tiene una tasa de mortalidad del cien por ciento. En esos casos ya no se puede hacer nada”, dijo el doctor Salaroli.
Aseguró que la información discrecional se hace “en una larga escala” ante la emergencia y afecta psicológicamente al personal sanitario.
“Algunos quedan devastados. Les sucede a todos, al jefe y al residente que se encuentra temprano cada mañana con la tarea de decidir el destino de un ser humano. El consuelo es saber que la decisión se toma según el supuesto de que alguien, casi siempre más joven, tiene más oportunidad de sobrevivir que el otro”.
El otro problema que el doctor Salaroli señala es el colapso del sistema sanitario.
“Muchos de mis colegas están sufriendo esta situación. No es solo la carga de trabajo, sino la emocional, lo que es devastador. Vi llorar enfermeras con treinta años de experiencia, personas con crisis nerviosas que repentinamente tiemblan. Ustedes no se imaginan lo que está pasando en los hospitales”.
Resaltó, además, que la emergencia sanitaria por el coronavirus afecta a todo el sistema de salud.
“Normalmente, la llamada para un ataque cardíaco se procesa en unos minutos. Ahora puede ocurrir que el paciente espere una hora o más”, explicó el médico anestesiólogo.
Concluyó instando a la población a permanecer en sus viviendas. “Quédense en sus casas, no me canso de repetirlo. Veo mucha gente en la calle. La mejor respuesta a este virus es dar vueltas por la calle. No se imaginan lo que ocurre aquí”.
Sus declaraciones sirven como un llamado de atención para los ciudadanos de los países en los que hay brotes graves de coronavirus para que acaten las recomendaciones de seguridad. Compártelas.