El amor bueno, el que sirve y da fuerza es el que se da incondicionalmente; es ese mismo el que aprueba y acompaña, pero también pone límites y es honesto. El que es generoso, sabe cuándo dejar ir, cuándo guiar, cuándo hacer presencia: el amor entre un padre y un hijo.
Debido a la peligrosa pandemia desatada por el coronavirus en todo el mundo, es muy probable que este año muchos hijos que no viven con sus padres, ya sea por alguna u otra razón ajena a su voluntad, no podrán estar con ellos.
No es el caso de Charlie Johnson, quien vive en Coon Rapids, un suburbio del norte de Minneapolis, en Minnesota. A quien ni la peligrosa enfermedad del COVID-19 impidió acompañar a su viejo y amado padre durante su cuarentena y conversar con él, cara a cara, sin ponerle en riesgo.
Si bien el pánico y la histeria generadas por el nuevo virus que tomó por sorpresa a todo el planeta ha dejado ciudades desiertas, supermercados y farmacias desabastecidas debido a las cuarentenas, vuelos cancelados y fronteras cerradas, estas medidas no son caprichosas.
Existe un gran número de personas que están bajo un real peligro de morir producto de esta nueva enfermedad que se esparce como la pólvora, aún no tiene cura y afecta de forma más grave a las personas más vulnerables de nuestra población: a los ancianos, a los enfermos crónicos y a quienes han tenido problemas respiratorios o cardíacos en el pasado.
Debido a la cuarentena implantada, Charlie no pudo seguir visitando a su padre en su casa de retiro.
Pero, esta situación, sin embargo, no le impidió ver a su padre y acompañarlo en este duro momento, y hacer lo necesario por asegurarse de que su vida no corría peligro.
Gracias a su insistencia en saber y poder comunicarse con su progenitor, al hombre finalmente se le permitió hablar por teléfono con su padre, justo afuera de la ventana del centro geriátrico Bernard Johnson.
“Cuando se trata de la salud de mi padre, ninguna medida resulta exagerada, y no hay nada que no pueda hacer”, dijo Johnson.
Y así fue, Charlie haría lo necesario para protegerlo y no cortar el contacto con él, para calmarlo y que sepa cuánto lo ama. Sandy Hamilton, trabajadora del Bernard Johnson publicó en sus redes sociales la bella foto de Charlie hablándole tiernamente a su padre de 88 años a través del cristal, imagen que se volvió viral en cuestión de minutos.
“Mi residencia de vida asistida está cerrada, así que viene todos los días a ver a su padre y hablan por teléfono, es la cosa más dulce”, explicó Hamilton.
Charlie Johnson hablando tiernamente con su papá a través del cristal
En la tierna fotografía se puede ver cómo Johnson está sentando afuera de la casa de retiro de su padre, sonriendo y feliz a pesar del frío que se vive en esta época en los Estados Unidos, mientras, en su mano tiene un teléfono móvil con el cual conversa con su anciano padre, en la cálida y segura salita de estar de su residencia.
La imagen impacta por su ternura y más de 141 mil personas coinciden. Basta con solo verla para darse cuenta del cariño que ambos se profesan y la preocupación que este buen hijo siente por su padre.
La imagen también demuestra que ante la dolorosa situación provocada por el brote viral, prevalece la virtud que existe en las personas de sacar algo positivo hasta de las circunstancias más complicadas.
Comparte esta historia con tus seres queridos, y en este momento de angustia e incertidumbre que nos toca a todos por igual, tenemos la responsabilidad de cuidar y acompañar a las personas más vulnerables desde cualquier lugar donde nos encontremos.