En la vida de las personas llega un momento en el que desean tener un hijo, para algunos es fácil y otros deben acudir a la adopción. Tal es el caso de un joven soltero de la comunidad LGTB, que con muchos temores y dificultades inició el proceso, cuando finalmente lo logró no podía contener la emoción
Thomas Anderson es un hombre gay de treinta años que vive en Escocia. Es soltero y siempre ha sentido en su corazón un inmenso deseo de tener un niño. Durante veinte años vio como muchas parejas con su condición se convertían en padres y le parecía maravilloso, pero se sentía en desventaja por ser soltero.
“Fue desgarrador. La gente sueña con carreras importantes, ver el mundo: el mío era convertirme en padre. Tener la creencia de que eso seguiría siendo un sueño era horrible.
Tengo tantos niños increíbles en mi vida y realmente creí que había sido bendecido con tantos humanos pequeños a mi alrededor porque nunca tendría uno propio”, dijo Thomas con tristeza.
El joven de 33 años realizó los trámites necesarios en reiteradas ocasiones. Pero hace cuatro años, vio un anuncio de la Sociedad de Niños de San Andrés y decidió que iba a tratar de darle un hogar a un niño.
Finalmente hizo su solicitud por intermediación de una agencia independiente y voluntaria de adopción en Edimburgo, que trabaja en forma conjunta con las organizaciones locales LGBT.
Thomas Anderson parte de la comunidad LGBT soñaba con ser padre
“Esos tipos me recibieron con los brazos abiertos y me tomaron de la mano en cada paso del camino. Eran y son increíbles”, afirmó Thomas.
En su país la Ley de Adopción e Infancia entró en vigencia en 2005, pero aun cuando se permitía la adopción entre homosexuales, se daba prioridad a quienes viven en pareja. La insistencia dio sus frutos, tuvo la oportunidad que tanto buscó durante la Semana de Adopción y Fomento LGBT que se celebrada en Escocia.
Y un día cuando estaba en su trabajo le dieron la agradable noticia que tanto había esperado, las emociones se confundieron dentro de su alma, lloraba y reía a la vez. A partir de ese momento era padre; ya su vida tomaría otro rumbo, el que siempre quiso.
Lo primero que hizo al saberlo fue ir corriendo a compartir con su madre la maravillosa noticia de que sería abuela.
“Es el mejor regalo que le he dado. Ella consiguió un nieto y yo a mi hijo. Me estaba convirtiendo en papá. Este sueño, esta necesidad, se estaba haciendo realidad y estaba más que listo”, expresó el feliz padre.
A pesar de eso, aun tenia cierto temor de que a alguien se le ocurriera echar para atrás lo planteado, y que le arrebataran a su pequeño. El deseado hijo llegó a casa y se adaptó rápidamente. Ahora tiene seis años y disfruta del amor y cuidado que le da su entregado padre.
Su vida cambió para siempre, su prioridad es su hijo y los demás van después. Y les da ánimos a los hombres como él, que desean ser padres solteros a que no desistan.
Un hermoso ejemplo de que la paternidad responsable va más allá de los géneros, y los estados civiles de las personas.
Comparte esta emotiva y hermosa historia que nos invita a ser más tolerantes, a defender la igualdad y a recordar el valor de la adopción. Muchos niños esperan la oportunidad de ser amados y protegidos.