Si bien la crisis desatada en China por la pandemia de COVID-19 está lejos de terminar, en el propio epicentro original de la infección parece estar ocurriendo un fenómeno que, por lo visto, echa por tierra cualquier esperanza de cambio de mentalidad en la humanidad.
Y es que, sin ánimos de ser pesimistas, el regreso a la normalidad aparente en las principales ciudades chinas, parecieran haber hecho olvidar a sus ciudadanos las dimensiones del COVID-19, así como el dolor y las muertes causadas en su población.
Durante el fin de semana festivo del país pudieron observarse los sitios públicos abarrotados de gente que, aún con sus mascarillas colocadas se amontonaban unos encima de otros, a pesar de las advertencias hechas por las autoridades sanitarias en relación al riesgo que sigue representando la pandemia de coronavirus.
Un claro ejemplo de estas abruptas aglomeraciones fueron las montañas del Parque Nacional de Huangshan, en la provincia de Anhui, China, donde miles de personas ansiosas de respirar aire puro se concentraron, después de meses de restricciones de viaje y estrictas medidas de confinamiento.
Tal fue la oleada de personas ávidas de ingresar al sitio turístico que, en las imágenes se aprecia cómo en cuestión de unas pocas horas de su apertura, a las 7:48 de la mañana, las autoridades tuvieron que declarar que el parque había alcanzado su capacidad de 20.000 personas, y que no aceptaría más visitantes.
Tambien, en Shanghái, el famoso paseo marítimo se llenó de compradores compulsivos y turistas, después de meses de estar desierto. Incluso los dueños de los restaurantes en Beijing estaban felices, “haciendo su agosto” con la cantidad de comensales que se acercaban a sus mesas.
Como si de un mal sueño se tratase, allá en China pareciera no haber pasado nada. Dios nos ampare.
“Vean a los lugareños de Beijing acudiendo en masa a los parques y espacios abiertos de la ciudad, es increíble”, dijo un usuario de las redes sociales.
El abrupto retorno a la normalidad aparente se produce más de tres meses después de que el virus se detectó por primera vez en la ciudad china de Wuhan. Desde entonces, esta mortal infección se ha extendido por todo el mundo afectando a millones de personas.
En su máximo apogeo, miles de casos nuevos se registraron exponencialmente en China todos los días. Sin embargo, en las últimas semanas, la tasa de infección se ha reducido significativamente.
Pero, mientras el Gobierno se relaja y modera las restricciones, para algunos expertos como Zeng Guang, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, China aún no ha visto el final de la pandemia.
Por ello, ha instado enérgicamente a la población para que continúe practicando la prevención y no se tome la situación tan a la ligera.
“China no está cerca del final, pero ha entrado en una nueva etapa. Con la epidemia mundial, China no ha llegado al final”, dijo el galeno.
Por su parte, el Gobierno ha comenzado a reiniciar lentamente las industrias manufactureras y de servicios del país, ya que el colapso de la actividad ha afectado a todos los sectores de la economía, generando grandes daños cuyas consecuencias serán catastróficas y a largo plazo.
Es importante que tomemos conciencia de que este es un problema que aún está lejos de solucionarse, pero que nos afecta a todos y, por ende, necesita de nuestro concurso para prevenir el crecimiento acelerado de este nuevo visitante invisible y letal que mantiene al mundo en jaque.
Comparte esta noticia con tus seres queridos y quédate en casa. Incluso después de que termine el confinamiento debemos adoptar medidas de seguridad permanentes para cuidar nuestra salud.