Había pasado un mes desde que la pequeña Skylar Herbert, de 5 años, se quejara de dolor de cabeza. Algo que cualquier padre puede pasar por alto, hasta que tristemente todo desencadenó en su lamentable muerte a causa del virus que no perdona ni edad, ni raza, ni condición.
Skylar vivía con sus padres, 2 profesionales que trabajan en primera línea de batalla contra el virus, en Detroit, Michigan (Estados Unidos)
Su padre, Ebbie Herbert, ha sido bombero de Detroit durante 18 años, mientras que su madre, LaVondria, ha trabajado como oficial de policía durante 25 años. Nadie les podía decir que salvarían miles de vidas, a excepción de la de su propia hija.
La llevaron al médico el 23 de marzo. Cuando dio positivo por faringitis estreptocócica, fue enviada a casa con antibióticos. La pequeña no tenía más síntomas que el dolor de cabeza y fiebre leve, pero pronto empezó a recaer.
«Pasó llorando toda la noche y me dijo que el dolor era insoportable y que no le pasaría», recuerda con dolor la madre de 46 años.
Cuando llamaron al doctor éste insistió en que los medicamentos tardaban 48 horas en hacer efecto, pero ella no era capaz de soportar ver sufrir así a su pequeña, así que la llevaron a Emergencias, en el Beaumont Royal Oak, el 29 de marzo. Allí le confirmaron que tenía COVID-19 y que los síntomas que tenía estaban relacionados con el virus. Pero días después mejoró y fue dada de alta.
En Estados Unidos hay más de 750.000 casos confirmados y más de 40.000 fallecidos por coronavirus
Sin embargo, el 3 de abril, volvieron al hospital porque ahora el padre de Skylar empezó con tos y dificultad para respirar. Pero de pronto, la niña se quejó nuevamente de dolor y comenzó a vomitar.
La envolvieron en una manta, tuvo fiebre de casi 38 grados, empezó a temblar y convulsionó, una escena que LaVondria jamás olvidará.
«Le dije: ¡Skylar, mira a tu papá, Skylar, mira a tu papá!», recuerda Ebbie Herbert, de 48 años.
«Le susurraba al oído y le decía: Skylar, levanta la pierna. Piénsalo bien y mantén la pierna erguida. Y con mi ayuda, lo hizo. Pero Skylar nunca volvió a abrir los ojos», agrega la madre.
Corrieron a la sala de emergencias e inmediatamente fue ingresada en la UCI, donde después les informaron que de una manera extraña, Skylar desarrolló meningoencefalitis, una complicación rara del coronavirus, que le causó inflamación del tejido cerebral y una lesión en el lóbulo frontal.
«Simplemente cortaron un pequeño agujero en la parte delantera de su cabeza y le clavaron el tubo para que el líquido pudiera drenar».
Al día siguiente, Skylar fue conectada a un ventilador durante 2 semanas, pero luego llegó el momento de la decisión más dura.
«Decidimos desconectarla del ventilador hoy porque ya no mejoró más, los médicos nos dijeron que estaban seguros de que tenía muerte cerebral, y básicamente sabíamos que no volvería a nosotros», dijo LaVondria.
La corta vida de Skylar se apagó este domingo, sin haber tenido ninguna afección previa, y ante el impacto de los médicos y sus padres que lloran la muerte de su única hija.
«La pérdida de un hijo, en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, es una tragedia. Estamos desconsolados porque COVID-19 le ha quitado la vida a un niño», escribió un portavoz del hospital en un comunicado.
Skylar es la primera niña en morir por causa de coronavirus en Michigan, también existe el caso de una mujer de 58 años que sufrió de encefalitis necrotizante aguda, y fue la primera vez que se relacionó al virus con una infección del sistema nervioso central, que generalmente afecta a los niños.
Los primeros síntomas de Skylar no indicaron de inmediato que estaba infectada con COVID-19.
A pesar de los síntomas del padre, las pruebas de coronavirus no fueron concluyentes para él.
Tanto en la Policía, como en el Departamento de Bomberos, donde ellos trabajan, ha habido cientos de empleados en cuarentena y que han dado positivo por coronavirus.
En medio del dolor, sólo quieren que ningún otro profesional en primera línea pase por la tragedia de perder un hijo y se aferran al dulce recuerdo de su pequeña:
«Era el tipo de niña que simplemente corría hacia ti y saltaba a tus brazos. No importaba lo que estuviera haciendo, dejaría de hacer lo que estaba haciendo y me decía que me amaba, aunque fueran 20 veces al día», concluye la devastada madre.
Todos nuestros pensamientos y oraciones están con los padres de Skylar, nadie está preparado para enterrar a un hijo y peor aún en circunstancias tan injustas. Enviemos un mensaje de solidaridad. ¡Compártelo!