Para la familia del abuelo de 86 años, Dan Petterson, él llegó tarde a sus actos fúnebres y la demora fue de más de 3 años gracias a un ángel guardián que le salvó la vida cuando el veterano estaba pasando su momento más oscuro.
En el 2016, Petterson fue sorprendido por una dulce niña llamada Norah Wood quien de la nada se cruzó en su camino en un supermercado y comenzó a hablarle.
“El viejo parecía severo y frío, hasta que Norah gritó: ‘¡Hola, viejo! ¡Hoy es mi cumpleaños!’. El hombre se detuvo de repente y su comportamiento cambió de distante y serio a cálido y amigable. ‘¿Cuántos años tienes hoy?’ preguntó el hombre”
Ese día, la pequeña estaba cumpliendo 4 años y Dan de 82 quedó sorprendido con la ternura en los actos de la niña. Tras una charla de al menos 10 minutos, Norah pidió a su madre, Tara, que le tomara una fotografía con su nuevo amigo y en un dulce abrazo quedó sellada la amistad que se cultivaría por un par de años.
“¡¿Un abrazo?! ¡Absolutamente!’, Dijo Dan. Y su rostro tembló y estaba lloroso, fue dulce. Antes de irse dijo ‘No lo sabes. Esta es la primera vez desde hace bastante tiempo que estoy tan feliz’”, reveló la madre
El momento fue tan conmovedor que Tara decidió publicar la foto en su Facebook y relató lo ocurrido en una publicación, alguien reconoció al Sr. Petterson y le dio a la madre la información de contacto del hombre.
De este modo Tara se enteró que el abuelo del supermercado estaba atravesando por un momento bastante amargo, en marzo de ese año había perdido a su esposa y se encontraba deprimido.
Tara se puso en contacto con Dan y acordaron una visita junto a Norah, después de ese segundo encuentro la vida del abuelo solitario cambiaría para siempre.
La pequeña lo visitaba al menos una vez a la semana y juntos disfrutaban de las más divertidas pláticas.
Durante casi 4 años, Dan y Norah establecieron una amistad improbable en la cual la brecha de edad no fue ningún obstáculo. Ellos intercambiaron tarjetas, peluches, regalos y sobre todo muchos abrazos.
«Abrazarse era lo primero que hacían al verse y lo último al despedirse. A veces un pequeño gesto puede cambiar por completo la vida de alguien«, dijo Tara.
Noran y Dan también compartían divertidos desayunos juntos
¡Y vaya que el impacto de Norah en la vida de Dan fue positivo! Desde que se conocieron, el anciano formó parte de los cumpleaños de la pequeña, fue invitado a su casa durante la celebración de acción de gracias e, incluso, se hizo presente cuando Norah se graduó del jardín de infancia.
Antes de conocer a la niña, Dan sufría de insomnio y depresión. La angustia por la partida de su esposa lo tenía despierto toda la noche pero esto cambio.
En una entrevista a un medio local, el hombre reveló que Norah le enseñó una nueva forma de amar.
El 10 de febrero de este año, el profesor Daniel Ray Peterson entró en eterno descanso pero sus últimos años en este mundo fueron los más dulces gracias al amor que le demostró Norah y la buena disposición de Tara.
Para esta generosa mujer “lo mejor de la humanidad es amar y ser amado», y con sus actos lo ha dejado más que claro.
Ahora Dan mira a Norah desde el cielo y seguro vigilará siempre a esa niña que en la tierra fue su ángel guardián. Comparte su historia en tus redes e inspira a otros con esta receta de felicidad que los ayudará a apreciar a todas las personas que tienen junto a ellos.