Uno de los más altos valores que rigen las leyes morales del ser humano es el altruismo. Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio nos brinda una sensación de bienestar muy cercana a la felicidad. No obstante, el hombre como ser imperfecto, no está exento de tener un gesto solidario por algún interés.
No es el caso de este hombre que abre una ventana a la esperanza en tiempos en los que el desconocimiento, el miedo y la angustia se apoderan de cada terrícola. Se trata de un empresario árabe se ha ofrecido a donar de su propio bolsillo la cantidad de 100 dólares a 15 mil familias peruanas para aliviarlas en medio de la pandemia.
Pero, su generosa obra no solo se centrará en Lima, la capital inca, sino que también se moverá hacia el Norte, donde hay más familias desfavorecidas.
Tiene un gran corazón
Su nombre es Yaqoob Mubarak, un verdadero filántropo moderno que tiene la voluntad y la capacidad de entregar la suma de 1 millón 200 mil dólares en total, hecho que, no solo ha sorprendido a la colectividad, sino que ha sido un ejemplo identificado con la compasión y el amor por el prójimo, tenga la nacionalidad que tenga.
Para tal fin, elaboró una lista de beneficiados afectados por el Estado de Emergencia impuesto por el brote de COVID-19. El depósito de los cien billetes será efectuado personalmente por él y directamente a las cuentas de cada una de las familias en un noble intento de contribuir a paliar, de alguna manera, la dura situación que viven los más desamparados.
El hombre planea iniciar su trabajo en la ciudad de Chiclayo, pero, incluso antes, entregó una buena cantidad de canastas con alimentos y víveres de todo tipo, agua, e incluso dinero en efectivo (hasta 80 dólares, aquella vez) a los pobladores de Trujillo.
“Mubarak cobró mucha notoriedad en Perú por ayudar a un niño del distrito trujillano de Moche, que hacía su tarea escolar bajo un poste de alumbrado público”, recordó uno de los afortunados en la lista.
Lo mejor de todo es la felicidad y espontaneidad que irradia el rostro de este increíble ser humano y benefactor por naturaleza, y es que, realmente parece que disfruta ayudando a sus semejantes y de hacer el bien.
“Le debo mucho a este hermoso país, pero, independientemente de ello, ayudar a los demás me genera mucho placer”, afirmó Mubarak.
Ser conscientes de que hay personas que se encuentran en situaciones mucho peores que las nuestras nos hace tomar una nueva perspectiva de la vida y verla con más optimismo, lo que se convierte en el espejo que nos refleja nuestra propia felicidad.
Incluso, ser solidario con otros nos trae beneficios físicos como la disminución de los sentimientos y sensaciones negativas tales como la ira o la agresividad, así como también reduce sustancialmente el estrés y, por tanto, también fortalece nuestro sistema inmune ayudándonos a vivir más tiempo y, sobre todo, un tiempo de mejor calidad.
Comparte esta historia de fábula con tus seres queridos y amistades y mejoremos juntos nuestra confianza, nuestra felicidad y nuestro optimismo, siendo altruistas.