Hace años David Glasheen era un corredor de la bolsa en Australia que vivía cómodamente con una gran fortuna. Todo parecía ir de maravilla pero en el año 1987 lo perdió todo.
Su esposa lo dejó y un tiempo después David decidió que era hora de dar un drástico cambio a su vida. Fue entonces cuando se mudó a la isla de la Restauración con Denise, su pareja del momento.
“Quería una vida diferente. Más allá del círculo vicioso que me presionaba a hacer más y más dinero”.
Esta hermosa isla queda al norte de Australia. David había pasado de ser un famoso millonario a vivir en una isla desierta con tan sólo un par de pertenencias.
Denise lo apoyó en todo momento, pero una vez que dio a luz a su primer bebé volvió a Australia. Pensó que ese no era el lugar apropiado para un recién nacido.
David se hizo amigo de Zeddi un dingo, una especie de perro salvaje australiano.
David, sin embargo, sigue confiado en su estilo de vida. Ahora que muchos se sienten algo solos y aislados por el coronavirus, quiso compartir un poco de su experiencia.
Para vivir en la isla el sólo tiene algunas cosas: un par de maniquíes para sentirse acompañado, una conexión con Internet que funciona con energía solar y hasta un bar.
David come cocos, almendras de playa, cerezas, alcaparras y ciruelas que encuentra en la isla.
La mayor parte de sus alimentos los obtiene a través de la pesca y sus objetos más imprescindibles son las piedras para encender una fogata y el cuchillo para cocinar.
Para valerse de más provisiones, David suele tomar un bote y acude a un mercado en Carins.
El confinamiento nos enseña como a este hombre, a valorar las cosas esenciales, a ser conscientes de que no necesitamos mucho para vivir.
Además, que la distancia física no es impedimento para ofrecerle a quienes queremos muestras de cariño.
Una de las lecciones más importantes es que casi todo lo que aporta felicidad a nuestra vida no se puede comprar con dinero, la mayor riqueza que podemos tener es la presencia de quienes amamos.
“Es como vivir en Jurassic Park”, bromeó Glasheen.
Allí compra enlatados, papel higiénico, pasta de dientes y productos de limpieza para mantener todo en orden. Tiene un kit para hacer cerveza artesanal y pasa su tiempo libre perfeccionando sus recetas. A pesar de todo, asegura que hay días en donde se siente demasiado solo.
“En ningún caso, la compañía puede ser reemplazada por la mejor conexión a Internet”, reflexionó David.
Desde hace más de 20 años, David ha pasado sus años en la isla y planea continuar haciéndolo. Su estilo de vida ha dado mucho de qué hablar y para muchos resulta difícil creer que se trata de un ex millonario. Puede que sus consejos resulten muy útiles durante la cuarentena.
Algunos han cuestionado sus maniquíes pero no hay duda de que la lectura y el compartir con los animales pueden ayudarnos a llevar los días de aislamiento. ¡Comparte!