Para todo padre no hay nada más satisfactorio que ver a sus hijos crecer y cumplir sus sueños, aunque esto implica algunos sacrificios como dejar de verlos por largas temporadas cuando deciden realizar estudios superiores lejos de casa, la recompensa es mayor cuando ven el fruto de su esfuerzo.
Para ellos no hay nada más hermoso que ver a sus hijos sonreír, aun cuando tengan que tomar algunas decisiones que pueden poner en riesgo su vida.
El padre viajó 8 horas y media por trayecto.
Esto fue lo que recientemente hizo un padre dedicado para acompañar a su hija el día de su cumpleaños. Julio César Segura es un padre de 53 años de edad, que decidió romper la cuarentena para estar cerca de su “Maraquita”, su hija de 19 años Diana Segura Lerna.
El padre quien es agente de bienes raíces estuvo en carretera conduciendo durante 17 horas. Julio César vive en El Paso, Texas, y condujo hasta Austin, Texas, para compartir algunas horas con su hija.
Diana cumplió años el 08 de mayo.
No podemos negar que la cuarentena ha transformado la vida de miles personas, y hasta la fechas otras miles han celebrado su cumpleaños en medio de un aislamiento social por medidas de preventivas para evitar contraer el COVID-19.
Fueron muchas las personas que usaron los medios digitales para poder felicitar a ese ser querido, pero para este padre apasionado ver a su hija por unas horas aunque no pudiera abrazarla fue realmente reconfortante.
El padre viajó 1.853 kilómetros en total.
Lo más emotivo de todo, es que la joven no tenía ni idea que su padre había decidido desearle feliz cumpleaños en persona, recorriendo cientos de kilómetros con algunos detalles que hicieron aún más festivo el ambiente. La joven comenta al respecto:
Me dijo que, como no podía hacer mucho, quería saber qué me gustaría almorzar y que me enviaría un pedido de Uber Eats. Le envíe un mensaje de texto con lo que quería: el sándwich de filete de pollo con queso pepperjack, salsa de búfalo y mayonesa. Me trae ese sándwich para el almuerzo en mi cumpleaños todos los años, hasta ahora no se ha perdido un año”.
La cumpleañera desconocía que su almuerzo favorito sería entregado por su propio padre, quien se despertó a las 3:30 de la mañana para poder compartir el almuerzo con su hija. Julio César comentó:
Salí de mi casa a las 4.15 de la mañana. La estaba extrañando y quería darle una sorpresa. Decidí viajar en la madrugada. La amo y quería asegurarme que tuviera un buen cumpleaños”.
Diana quedó completamente sorprendida cuando al abrir la puerta ve a su padre con algunos globos y una pancarta en la que se lee “Feliz cumpleaños Maraquita, te amo mucho”.
Para la joven fue bastante difícil ver a su padre y no poder abrazarlo, ya que ambos cumplieron una distancia segura y disfrutaron del almuerzo con algunos metros de distancia desde la terraza.
Después de un par de horas, el padre tuvo que regresar, aunque no se despidieron como lo harían en una situación normal. Diana comentó:
Condujo tanto tiempo y ni siquiera pude darle un abrazo. Cuando ves a un ser querido, y llega tan lejos para verte, es tu instinto abrazarlo”.
Este padre se marchó feliz de regreso a casa después de haber cumplido su objetivo y desearle feliz cumpleaños a su hija.
Aunque fue más el tiempo que estuvo en carretera que el que compartió con su hija, nada se compara con la satisfacción de verla sonreír con un pequeño gesto, que sin duda, hace la diferencia y medio de esta tensa situación.
No es fácil celebrar la vida cuando el contexto te grita que es tú vida la que está en riesgo, sin embargo, no podemos sucumbir y dejar que todos los días pasen indiferentes. Siempre hay motivos para sonreír aunque en ocasiones nos cueste verlos. ¡Comparte!