Como cualquier niña de su edad, a Emily Bonfim Camargo le encantaría poder salir una tarde a pasear bicicleta con sus amigos. Este ha sido el gran sueño de esta pequeña de 10 años con parálisis cerebral, a quien los movimientos involuntarios de su cuerpo le impiden incluso mantenerse de pie o sostener objetos con sus manos.
Cuando la niña nació los médicos no detectaron su parálisis. Pese a que la bebé no se movía como otro niño de su edad, no hubo especialista que sospechara de algún problema sino hasta que tuvo 6 meses.
Ahora la pequeña debe tomar medicamentos para controlar sus movimientos involuntarios pero no hay tratamiento para revertir los daños causados en su cerebro y por eso subir a una bicicleta se había convertido en un imposible.
Por fortuna, Emily cuenta con un gran abuelo que no dejó de insistir hasta que viese su sueño hecho realidad.
Su nombre el Clóvis Urias dos Santos y desde hace años se empeñó en hacer realidad el deseo de su nieta.
En una ocasión, el hombre compró un triciclo para que la niña se divirtiera en las calles de Sidrolândia, pero esto no tuvo éxito ya que la pequeña fue incapaz de mantenerse firme.
Acongojado por la situación al ver frustrado el intento de cumplir el gran sueño de su nieta, el albañil de 69 años decidió crear algo por sus propias manos.
«Fue entonces cuando decidí hacer una bicicleta diferente que ella pudiera usar. Ese era su sueño, y tenía que hacer algo para ayudar«, dijo Clóvis Urias dos Santos.
El primer paso fue pensar en la estructura que fuese capaz de sostener a Emily, así que Clóvis utilizó un par de sillas y las adaptó. Poco a poco el invento fue tomando forma pero no sólo debía ser funcional, sino seguro.
«Utilicé dos sillas para armar todo, tres ruedas, instalé el pedal con freno y no puse el manillar».
Clóvis también instaló una pequeña canasta para que Emily guardara sus cosas cuando fuese de compras o poner su mochila de camino a la escuela. Este abuelito pensó en todo y diseñó la bicicleta de acuerdo a las necesidades y gustos de ella.
«Después de que la bicicleta estuvo lista, la pinté de rosa y púrpura, porque Emily eligió estos colores. Ella estaba muy feliz y yo lo estaba aún más«, comenta el anciano.
Este ha sido el resultado final tras varios años de intentos pues antes de este triciclo hubo otro invento que parece no haber convencido mucho a la niña pues pese a ser convencional no se parecía a la bicicleta que Emily quería.
Emily no tiene control de sus extremidades superiores y tampoco camina, así que ir a la escuela es algo bastante difícil para ella pero muy a pesar de eso no se deja vencer:
«Ella escribe con el pie izquierdo, aprende más lentamente que otros niños y siente mucho dolor pero lucha», dice la madre.
Nos contenta saber que el regalo de su abuelo le ha dado una gran felicidad a esta pequeña, comparte esta historia y envíale tus bendiciones a esta hermosa familia.