La abrupta, sorpresiva y repentina aparición del brote convertido en pandemia de COVID-19, ha trastocado y cambiado nuestras vidas en otra vuelta de tuerca más del destino. La reducción de la actividad general ocasionada por la orden mundial de confinamiento obligatorio golpea sin piedad la economía, además de a la salud.
Carlos “Tito Charly” Elizondo
El señor Carlos Elizondo es un antiguo empacador que, como tantos otros miles de trabajadores quedó desempleado a causa del coronavirus. Sin otro sustento, el hombre se sintió impactado cuando supo que la empresa donde laboraba ya no abriría sus puertas.
Elizondo es un mexicano de pura cepa que sabe y disfruta de la buena mesa. Su país no ha corrido con mejor suerte que otros ya que, hasta la fecha posee unos 275.000 casos confirmados de contagio, con al menos 32.796 muertes.
Sin embargo, lejos de preocuparse, se “ocupó” de la situación, y decidió echar mano de la tecnología para reinventarse. Consciente de la nueva realidad, y tras haber perdido su trabajo como empacador, el señor Carlos “Tito Charly” Elizondo decidió convertirse en un emprendedor gourmet, a sus 79 años. ¿Lo ves?, nunca es tarde para ser tu propio jefe.
Así, comenzó a compartir sus conocimientos culinarios a través de las redes sociales. Se trata del ya famoso canal “Tito Charly”, un sitio Web donde prepara distintos platillos que, en cuestión de horas superó los 1.000 suscriptores.
Antes de la cuarentena, el hombre ya estaba en conversaciones con productores artesanales de carne seca, chorizo y queso, para lanzar una línea de productos; pero fue su hija menor, Verónica, quien lo convenció de la idea de llegar a más público compartiendo recetas de todo tipo a través de Internet.
“Me cayó un poco de sorpresa, pero siempre me han gustado los retos y así me preparo para trabajar cuando ya no se pueda en HEB; tener otra entradita”, señaló el chef.
Sus chiles chilaca rellenos de camarón y chorizo, queso asado con tocino y chorizo, carne seca con piloncillo, se han robado la vista de sus suscriptores y, a través de sus preparaciones casi alquímicas, ha sabido conquistar a un número importante de seguidores ansiosos de probar sus creaciones. No le ha ido nada mal, la verdad.
“Compré un teléfono mejorcito y comencé a picarle, picarle y picarle; ahora ya me piqué y cada vez quiero saber más. Me estoy actualizando poco a poco”, confesó el longevo caballero.
Quizás nos dé por pensar que para emprender un negocio es necesario tener cierta edad, experiencia en algún campo, necesidad personal o en la familia, o simplemente una idea en nuestra mente que nos incomoda y no nos deja tranquilos hasta que empezamos a darle vida.
Carlos es un ejemplo vivo que nos demuestra que estamos equivocados; sea la razón que sea, la realidad es que no existe edad para emprender, reinventarse y crecer.
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