El síndrome de regresión caudal (SRC), también conocido como síndrome de agenesia sacra y displasia caudal, corresponde a una malformación congénita severa poco frecuente, cuya extensión clínica y afectación va desde el coxis hasta la médula espinal, con malformaciones musculoesqueléticas de la pelvis y extremidades inferiores.
Zion Clark es un hombre de 22 años de Ohio, Estados Unidos, que pertenece al grupo de pacientes con esta condición (aproximadamente una quinta parte de cada 100 mil nacimientos en el mundo). Su columna vertebral inferior nunca pudo desarrollarse. Nació sin piernas, lo que le valió durante mucho tiempo las burlas de sus compañeros.
Además de ello, Clark fue dejado en adopción por sus padres biológicos a temprana edad, hasta el día en que Kimberlii, su madre de crianza decidió adoptarlo como su hijo natural.
A pesar de las risas crueles y las bromas de sus contemporáneos, Zion siempre tuvo sus metas y objetivos muy bien trazados y nunca permitió que algo le impidiera seguir su gran sueño: ser luchador profesional de estilo libre.
Ya para cuando se encontraba en el segundo grado de escuela comenzó a mostrar su amor por el milenario deporte, verdadera reencarnación de la lucha griega y la lucha romana de la Antigüedad.
“La gente se burlaba de mí porque no tenía piernas. La mejor manera de lidiar con los que odian es usar el odio para levantarte”, dijo resueltamente Zion.
Recordando sus primeras peleas, Zion confiesa que eran algo surrealistas, increíbles, confusas. Sus contrincantes tenían miedo de él y este a su vez de ellos, sin embargo, poco a poco y gracias a su determinación logró adaptar su estilo de lucha a partir del ensayo y el error.
Si bien sus años de escuela no fueron los mejores ni los más felices, pudo sobrevivir a ellos hasta llegar a la universidad, donde su realidad cambió por completo. Ahora tenía la libertad de hacer todo lo que siempre había querido hacer, y de qué manera.
“La mayor lección que he tenido que aprender es que las cosas no siempre saldrán como tú quieres. Tienes que trabajar con lo que tienes y hacer que valga la pena”, afirmó Clark.
Y así es. Una vez que se aprende a trabajar con lo que se tiene y valorarlo, como por milagro comienzan a abrirse puertas y a llover oportunidades en la vida, solo es cuestión de actitud y de procurar que las cosas buenas sucedan.
Zion le está muy agradecido a Kimberlii por su apoyo incondicional. A decir del joven, su madre es la mujer más grande que existe sobre la faz de la Tierra.
Kimberlii su madre adoptiva y Zion
El atleta de 22 años espera formar parte del equipo olímpico y ser uno de los mejores luchadores de estilo libre del mundo. Nacer sin piernas no fue un obstáculo para lograr sus metas y, con tan alta determinación, sin duda oiremos hablar en el futuro de este valiente cuya fortaleza y espíritu de superación inquebrantables son dignas de imitar y elogiar.
No se trata solo de soñar, sino de visualizar y poder palpar lo que aún no ves como si de tu realidad misma se tratase, la determinación es la clave para alcanzar tus sueños. Cuando sientas que no puedes recuerda la historia de Zion y no te vayas sin compartirla.