En los momentos difíciles, no hay nada más importante que contar con el apoyo de nuestros seres queridos. Por desgracia, en tiempos de pandemia esto es algo que en ocasiones parece imposible.
Esta pareja perdió la vida por el coronavirus pero dieron a todos los que les conocieron una hermosa lección de amor incondicional.
La pareja vivía en la ciudad de Lakeland, en Florida, Estados Unidos.
Sam Reck llevaba 30 años de un feliz matrimonio con su esposa JoAnn. Durante los últimos años su estado de salud se fue volviendo cada vez más delicado y tomaron la decisión de mudarse a una residencia de mayores para poder contar con toda la ayuda posible. JoAnn desarrolló demencia senil y la trasladaron a un área especial.
En el hogar para ancianos donde vivían se referían a ellos como Romeo y Julieta.
Esto no detuvo a Sam quien se dirigía a visitarla cada mañana con la mejor de las sonrisas y pasaba todo el día ayudándola a recordar cualquier detalle que comenzara a escapar de su memoria. Cuando JoAnn fue diagnosticada con COVID-19, los médicos alertaron a Sam sobre el peligro de acercarse a ella.
JoAnn contrajo el coronavirus con 86 años mientras que Sam tenía 90.
Lo más probable era que no lograra sobrevivir, pero Sam se negaba a dejarla partir sin poder despedirse. La insistencia de los médicos fue en vano y finalmente le permitieron una última visita.
Le brindaron todos los equipos de protección y fueron testigos de una conmovedora despedida, en todo momento, Sam sostuvo la mano de su querida esposa.
“JoAnn sufrió mucho. Sam estaba completamente destrozado al verla así. No quería separarse de ella”, explicó un familiar.
JoAnn perdió la vida el 12 de julio y tan sólo un par de semanas después, Sam fue diagnosticado con COVID-19. Scott Hooper, un hijo de JoAnn de su primer matrimonio, estuvo muy atento y se aseguró de brindarle todos los cuidados que necesitaba.
“Gracias, Sam. Brindaste mucho amor a toda nuestra familia y a mi mamá. Todos te amamos. Sé que ahora estás de regreso con mi madre y ambos están tocando música juntos”, se despidió Scott .
Después de todo, Sam había sido como un segundo padre para él. Scott le preguntó si se arrepentía de haber brindado esa última visita a JoAnn y la respuesta de Sam lo dejó en lágrimas.
“No me arrepiento en absoluto. Estoy feliz de haber tenido la oportunidad de decirle adiós y tomar su mano una vez más”, dijo Sam días antes de perder la vida.
Sam y JoAnn compartieron décadas enteras de un matrimonio feliz y se negaron a separarse aún en los momentos más difíciles. Acompañamos a sus familiares en estos momentos tan dolorosos y esperamos que su recuerdo siga con ellos durante muchos años.
La historia de JoAnn y Sam ha dejado a muchos en lágrimas. No te vayas sin compartir esta inspiradora historia.