Demelza Jefferis, de 42 años, de Plymouth, Devonde, notó una extraña marca en su escote, pero nunca imaginó que esa estría era un signo de una terrible enfermedad.
Después de salir de la ducha ella descubrió accidentalmente una abolladura gracias a que su toalla cayó al suelo sin querer.
Antes de llamar a su esposo Gary Jefferis, de 42 años, levantó y bajó su brazo cerca de cien veces para inspeccionar bien el pequeño pliegue que aparecía junto a su pezón izquierdo, ella descartó que la extraña marca era una estría porque solo aparecía cuando levantaba el brazo.
“Le grité a mi esposo y le dije que necesitaba revisar mis dos pechos y decirme si veía algo en ellos. Me dijo que definitivamente algo no estaba bien».
Tras contactar a su médico de cabecera, y hacerse las mamografías y biopsias confirmaron que tenía cáncer de mama en etapa dos el 21 de abril de este año, ni siquiera había pasado un mes desde que notó la marca por primera vez.
Planificó en mayo una operación para extirpar el tumor que resultó exitosa, y ahora ella quiere compartir su experiencia con la esperanza de crear conciencia sobre este signo poco conocido de esta enfermedad.
“Siempre me revisé los senos. Siempre me ha sorprendido la cantidad de personas que han dicho que nunca podían comprobarlo si solo tarda dos minutos. Pero, aunque no me veía ni me sentía nada, realmente algo estaba allí«.
Demelza dijo que siempre ha sido minuciosa al revisar sus senos en busca de bultos porque su abuela murió de cáncer de mama a los 58 años, pero reconoce que nunca buscó una abolladura o una estría.
«Alguien definitivamente me estaba mirando ese día, estoy segura. Soy fiel creyente en eso, alguien me miraba y decía: ‘Necesitamos que le eches un vistazo’. Realmente fue asombroso cómo se desarrolló todo”.
Al recordar ese momento Demelza relató que estaba preocupada porque no quería afeitarse las axilas pensó en que debía comprar un kit de cera para depilarse en casa debido al confinamiento, en ese instante levantó el brazo izquierdo y se le cayó la toalla.
«Cuando mi toalla cayó, fui a agarrarla y me miré al espejo. La luz brillaba a través de la ventana y pensé:’Oh, ¿qué es eso?'».
Inicialmente pensó que podía ser una estría hasta que levantó el brazo y no le gustó nada su aspecto.
«No podía creer que estuviera pasando. Todavía no lo puedo entender, con el COVID-19 y todo lo que ha sucedido, ha sido tan borroso. Es simplemente extraño».
Con la operación le quitaron el bulto y un par de ganglios linfáticos de la axila que resultaron libres de cáncer gracias a que fue detectado a tiempo.
«Solo revisa tus senos. Es tan importante que la gente no lo deje pasar, simplemente deben hacerlo. Puede cambiar toda tu vida».
Después de dos semanas de radioterapia, Demelza completó su tratamiento el 31 de julio justo en su décimo sexto aniversario de bodas.
Apoyemos a Demelza a instar a las mujeres para que sean minuciosas al examinarse los senos y buscar signos de cambios visuales, como abolladuras y hoyuelos, bultos o cualquier indicio de cáncer. Comparte su valioso testimonio, puede salvar vidas.