Desde la acera frente a un hospital, un esposo enamorado espera y ora desesperadamente por la salud de su amada. Su nombre es Don Alonso, este colombiano lleva más de un mes sentado frente al centro de salud en el cual su esposa lucha por sobrevivir y se ha convertido en el ejemplo más emblemático del verdadero amor.
Don Alonso es de Medellín y lleva 55 años de casado pero está destrozado desde que supo que su mujer Rosalía había contraído COVID-19.
Pensar en una vida sin ella le rompe el corazón, ahora solamente puede verla a través de vídeo llamadas.
El pronóstico de Rosalía es reservado, así como el de miles de personas que se encuentran luchando por su vida en los hospitales del mundo.
Este hombre jamás imaginó que tendría que vivir una pandemia mundial y peor aún, saber que la vida de su compañera pende de un hilo.
Por esta razón y más, Don Alonso se resiste a dejar la acera frente al hospital.
Algunos familiares se acercan al centro de salud para acompañar por momentos a este hombre y llevarle algo de comida. Por más que muchos insisten en que vaya a casa a descansar, él simplemente no quiere hacerlo.
Desde que ingresó al hospital, Rosalía sólo ha hablado en un par de ocasiones con su esposo, él no quiere defraudarla y está dispuesto a lo que sea para demostrarle que su sentimiento en invencible.
Él quiere hacerle saber que afuera del hospital hay alguien que la espera para seguir la vida juntos.
“Aquí le hicieron una prueba a los ocho días y era positiva. Debe saber que yo me mantengo aquí, diario, cerquita de la clínica esperando la reacción de ella, que ella salga bien”, declaró Don Alonso.
Actualmente Rosalía se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos, tras sufrir una complicación y esto mantiene en alerta a Don Alonso. Para muchos el amor es sólo una quimera pero este hombre ha demostrado que es muy real y que se hace mucho más fuerte en los momentos difíciles.
Esta historia conmovió al país y televisoras locales decidieron seguir de cerca el gesto de amor de este generoso hombre.
Don Alonso se niega a renunciar pese a todo el cansancio y desespero que le ocasiona toda esta situación. Acompañarla desde la calle le ha hecho sentir que la tiene al menos un poco más cerca, según declaró: “siento su presencia, aunque no la pueda abrazar”.
Que lo único que se contagie en este mundo sea el amor y mejor historia que la de Don Alonso y Rosalía no puede existir, compártela y ayúdanos a orar por estos esposos.