En tiempos de pandemia todos han tenido que reinventarse y de hecho hay quienes se vieron obligados a desempeñar labores que en otras circunstancias no hubiesen realizado. Pero como “ningún trabajo es malo”, personas como Alessandro Medeiros le ponen el pecho a la vida con tal de salir adelante.
Este hombre del municipio de Belém en el estado de Pará, Brasil, pasó de ser asistente de cocina en un reconocido restaurante a trabajar como repartidor por medio de una aplicación. Las puertas del negocio en el que trabajaba se cerraron por la pandemia y hasta la fecha no sabe si después de que esto pase tendrá su trabajo.
Frente a esta situación difícil pero común en este tiempo, Alessandro decidió trabajar de manera informal como repartidor. Sin una moto con la cual trasladarse, el joven usa una bicicleta que le donaron para cumplir con su nuevo trabajo.
La esposa de Alessandro trabaja en una empaquetadora pero su sueldo no da para cubrir sola los gastos de la casa.
La pareja tiene una pequeña de 4 años, llamada Rayna Vitória y sus abuelos la cuidan eventualmente para que ambos padres puedan salir a trabajar. Sin embargo, cuando no hay quien cuide a la niña, Alessandro la lleva con él a hacer las entregas.
Uno de los días en los que el hombre estaba manejando con su hija en el manubrio de la bicicleta fue visto por una persona que decidió fotografiarlo. La imagen fue a dar en las redes sociales y junto a ella una breve descripción de este padre repartidor.
Allí estaba Alessandro y su hija ganándose el pan diario.
Cuando las personas se enteraron del caso de este joven de 25 años, quien aún no recibe el finiquito de su antiguo trabajo, comenzaron a señalarlo. En medio de una pandemia es claro que llevar a la pequeña a todas partes no era lo correcto pero su situación no le presentaba otras alternativas.
“Muchos lo criticaron, dijeron que estaba exponiendo a mi hija. Pero si no trabajo, no puedo pagar mis facturas. Lo hago por necesidad”, explicó el padre.
La difusión del caso ha dado un giro inesperado, después de que un medio local iniciara una campaña para ayudarlo. En ese momento se unieron fuerzas solidarias que no se limitaron a criticar sino que le tendieron una mano.
El humilde padre terminó llorando de alegría por la solidaridad que recibió su familia
Ahora el modesto padre tiene una motocicleta que le donó una compañía automotriz y mejor que eso, encontró un trabajo más estable.
Alessandro volverá a la cocina en un reconocido restaurante de Pará que decidió abrirles sus puertas. Además de esto, la pequeña Reyna ha sido becada por una escuela privada para que en su momento reciba la educación que se merece.
La familia está feliz por la solidaridad que surgió a su alrededor y por los momentos Alessandro tendrá dos trabajos, pues con motocicleta nueva está listo para despachar a domicilio en su tiempo libre. Él es un hombre trabajador y de buen corazón, por ese motivo también donó una canasta de comida a familiares de un amigo suyo que perdieron todo en un incendio.
La verdadera felicidad está en el dar y hacer cosas positivas por los demás, Alessandro y su familia lo saben muy bien. Comparte su historia y que lo único que se contagie estos días se la solidaridad.