En un mundo de oportunidades donde todo es posible no podemos negar que cualquier cosa puede pasar. Aunque tengas las mejores intenciones para algunos, determinadas acciones o palabras pueden ser ofensivas o incluso discriminatorias.
Esta es la historia de Alison Birch, una mujer que recientemente publicó un anunció de trabajo en el que solicitaba a un peluquero calificado a tiempo parcial para su salón de belleza AJ´s Unisex Hair Salon.
Está ubicado en Stroud, Gloucestershire-Inglaterra.
En su anuncio solicitaba a alguien con características estándares, cinco años de experiencia además de ofrecer confianza y habilidades en la peluquería y en otros aspectos afines.
Sin embargo, solo pedía algo especial, quien se postulara debía ser alguien feliz. En el anuncio se lee:
“Este es un salón pequeño, amigable y ajetreado, por lo que solo un estilista feliz y amigable debe postularse”.
Sin embargo, esta condición pareció no agraciarle al centro de empleo local quienes no tardaron en contactar a Alison para informarle que no podía publicar el anuncio porque la palabra feliz se consideraba “discriminatoria”.
Aunque Alison estaba segura que no había realizado ningún acto de discriminación el hombre que la llamó le dijo:
“Lo siento, pero no podemos colocar su anuncio porque ha puesto una palabra discriminatoria en él y tenemos que cambiarlo. La palabra feliz es discriminatoria y no se nos permite usarla.
Puedo leerle las reglas sobre discriminación si lo desea, pero es un documento largo. ¿Cambiamos la palabra en caso de que alguien piense que no puede postularse para el trabajo porque no es una persona feliz?”
Si bien Alison hizo énfasis en que solo estaba pidiendo una persona feliz, el hombre le insistió que no podía usar la palabra porque estaba discriminando a alguien que no lo era y que era mejor cambiarla.
Sin embargo, Alison no quiso cambiarla y pidió que su anuncio fuera eliminado del sitio web.
La palabra «feliz» era una cualidad en su anuncio que nunca creyó que pudiera afectar a alguien.
La mujer no podía comprender como la palabra “feliz” podía perjudicar o discriminar, por lo que piensa que este mundo está cada vez más loco.
El altercado rápidamente se dio a conocer entre los clientes de la estilista quienes la apoyaron en todo momento. Karen Evans, una de sus clientes comentó:
“El mundo se ha vuelto absolutamente loco. ¿Esto significa que cada palabra descriptiva es discriminativa… alegre, alta, inteligente, elegante?”
Otro cliente, Julie Thickins, también comentó:
“Pensé que esto era una broma, darme cuenta de que claramente no lo era me ha dejado absolutamente sin palabras. ¿A qué ha llegado la raza humana?”
Otros señalaron que se trata de un salón feliz y que algunas personas no pueden lidiar con algo enfático de la redacción.
Por su parte, Alison destaca que aún sigue en la búsqueda de un estilista feliz que se note en sus habilidades que trabaja con pasión y amor. Deseamos logre encontrar el estilista indicado.
¿Te parece que esta palabra puede ser discriminatoria? Cuéntanos tu opinión y comparte este caso que deja mucho de qué hablar.