Los actos de generosidad espontáneos son quizás las acciones que demuestran de forma palpable de qué está hecho el corazón de una persona. Porque para ayudar a alguien no se necesitan intermediarios, ni tener una gran fundación sino la más pura intención de hacer el bien y eso es lo que al final del día vale y habla sobre la calidad humana.
Afortunadamente, pese a tantas dificultades que puedan vivirse en la actualidad, aún hay muchos héroes anónimos dedicados a hacer el bien y salvarle el día a los más vulnerables. Y uno de esos momentos ha quedado registrado por la cámara de un desconocido para darle una lección al mundo y volverse viral.
El hecho ocurrió en México durante una tarde de fuerte lluvia en la que un anciano luchaba por ganarse su sustento diario con la venta de sus algodones de azúcar.
Tras una larga jornada y tener aún casi todos los productos aún disponibles, el abuelito vagaba a paso lento por las calles mojadas sin ningún tipo de impermeable o protección y fue sorprendido por la presencia de un extraño.
Un hombre relativamente joven se estacionó a su lado en una camioneta roja y bajó para sorprender al abuelo. El sujeto con sweater rojo y tapabocas decidió comprarle toda la mercancía al anciano para que este pudiese ir tranquilo a su casa.
No era justo que este señor ya mayor estuviese mojándose y arriesgándose a enfermar, lo cual debió conmover mucho al hombre que decidió ayudarle del modo en que podía hacerlo en ese momento.
Lo que este par de personas no imaginaron es que un testigo decidió grabar la conmovedora escena que después compartió en sus redes sociales.
Según la descripción del vídeo, el gesto de solidaridad ocurrió de forma precisa en Villahermosa, México, y tras volverse viral se pudo identificar al generoso sujeto.
Se trataba del padre de familia Franco Leal, quien además también ha estado repartiendo comida a un grupo de jornaleros. El sujeto realiza estos actos en compañía de su hija, quien sin duda tiene a su lado un gran ejemplo de ser humano.
En estos momentos de suma dificultad para todos, las personas de menos recursos son quienes se han llevado la peor parte de la historia. Son muchos los trabajadores informales que viven de su jornada diaria y vendedores, que como este abuelo, si no salen a la calle no pueden comer. Para ellos el hambre ha dejado a la pandemia en un segundo plano.
Sólo esperamos que la suerte y protección esté de su lado para que pese a la exposición no se contagie. Esta situación debe hacer sentir a más de uno un poco más afortunado, pero lo más hermoso del día será ser capaz de compartir un poco de esa fortuna con aquellos que más lo necesitan.
Un gesto de solidaridad no le quita nada a nadie y en estos momentos de tanta necesidad pequeños aportes son realmente importantes. Comparte esta historia y que se multiplique el bello ejemplo de Franco y su familia.