A veces algunas situaciones son tan estremecedoras que cambian por completo la vida de quienes las enfrentan. Tal como le sucedió a Jaime Jaramillo, quien después de ser testigo de un accidente reestableció sus prioridades y le dio un rumbo completamente distinto a su destino.
Él era ingeniero geofísico de petróleos en Colombia cuando un 18 de diciembre de 1973 presenció un hecho que lo motivó a dedicarse a ayudar a todos los niños desfavorecidos que sobreviven en situación de calle.
“Yo estaba caminando en una calle de Bogotá cuando desde un vehículo tiraron la caja de una muñeca. En ese momento pude ver a una niña que se lanzó a la vía para recogerla, pero justo cuando estaba ahí pasó un camión que la arrolló”, relató Jaime.
Lamentablemente, la menor murió al instante, Jaime vio que aquella caja que la motivó a acercarse a la carretera voló por el aire, estaba completamente vacía.
“Yo quedé petrificado y me sentí tan vacío como esa caja y, en ese momento, comprendí que mi misión era hacer algo por esos niños”, relató Jaime.
Desde ese día, el ingeniero se convirtió en un héroe para los niños más vulnerables, lo único que le importaba era lograr que tuvieran las oportunidades que merecían y que sus derechos fueran respetados.
La labor que emprendió recibió el apoyo de muchas personas y en poco tiempo abrió la Fundación Niños de los Andes, un espacio donde podría ofrecer protección a los niños más desfavorecidos.
Papá Jaime, como lo conocen ahora, ha rescatado a más de 95 mil niños que sobrevivían entre basura y en alcantarillas.
En el año 1991, Jaime ganó el Premio Mundial de la Paz y la Justicia junto a la madre Teresa de Calcuta, y en el año 2002 fue nominado como embajador mundial de la paz en Seúl, Corea del Sur, además, lo eligieron como uno de los 5 líderes espirituales y humanistas del siglo XX por el Premio Toyp Jóvenes Sobresalientes del Mundo.
A pesar de los reconocimientos que ha recibido, Papá Jaime asegura que el mejor premio que ha obtenido por su labor ha sido ver a tantos niños que ha rescatado logrando sus sueños.
“El mejor premio a mi labor es la satisfacción de ver a tantas personas rescatadas con vidas exitosas. Cientos de ellos son profesionales que ayudan a otros que están en situaciones similares. Mi orgullo es saber que estos niños tuvieron una oportunidad para rehacer sus vidas y encontrar un camino propio”, relató en una entrevista.
En esta época en la que la pandemia ha causado una crisis sanitaria y económica sin precedentes, Papá Jaime continuará ayudando a quienes más lo necesitan. Se está preparando para colaborar con todos los niños que sufran las consecuencias de la pobreza agudizada por la pandemia en su Fundación Niños de los Andes.
Cada vez que alguien le pregunta cómo ayudar, él responde:
«Arranca hoy sin mirar a quien y sin esperar nada a cambio. Puedes hacerlo con un niño, una niña, un anciano, un mendigo, un enfermo, un discapacitado o inclusive, con un miembro de tu familia que necesite de tu apoyo.
Lo importante es arrancar, no quedarse en grandes proyectos, planeaciones y presupuestos, ya que un propósito sin acción es solo una ilusión. Y recuerda esto por siempre: Lo que tu guardas o atesoras fácilmente lo puedes perder, pero todo lo que tu das a los demás jamás lo perderás porque siempre lo llevarás en tu corazón»
Su labor merece ser reconocida y aplaudida por el mundo entero. Comparte tan inspiradora historia, a veces desde los episodios más dolorosos surgen iniciativas grandiosas.