Para muchos jóvenes tener un título universitario que les abra las puertas laborales y ofrezca una mejor calidad de vida es un sueño dorado que algunas veces cuesta realizar, sobre todo si deben enfrentar conflictos familiares o económicos, por nombrar algunos, que impiden alcanzar tan anhelada meta.
Sin embargo, hay quienes tienen claro que para obtener las cosas en la vida hay que trabajarlas y que nada es tan fácil como se cree.
La joven es de la Ciudad de Obligado, Paraguay.
Elena Morel es una de esas jóvenes llena de virtud y perseverancia que día tras día da lo mejor de sí y sale a trabajar para poder financiar sus estudios. Si bien muchas cosas han cambiado en esta sociedad, no podemos negar que tener un título universitario sigue siendo un prestigio y puente directo al éxito.
Algo por lo que Elena Morel apuesta y desea alcanzar, solo que a diferencia de muchos otros jóvenes no tiene la posibilidad de poder costearlo y debe trabajar muy duro para continuar en la universidad.
Se ha convertido en una emprendedora y una luchadora por conseguir su sueño.
Esta joven nos demuestra que todo aquel que se esfuerza el doble, al final consigue el gran triunfo y puede disfrutar del sabor de la victoria.
Decidida a poder realizar sus estudios superiores y acceder a mejores ofertas laborales, Elena sale todas las mañanas a vender empanadas y otros aperitivos de comida rápida con el fin de ahorrar y poder costear su carrera profesional. Al respecto, la joven comenta:
“Mi sueño es terminar mi carrera y ser una profesional, no tengo la suerte que muchas jóvenes tienen, de que sus padres puedan pagar sus estudios. Tomé está decisión, difícil y muy poco transitada, pero yo sé que Dios me bendecirá y lograré mis objetivos.”
Cada día Elena debe enfrentar distintas adversidades que en medio de su difícil situación económica logra superar. Está consciente que nadie resolverá sus problemas y que solo de ella depende poder cumplir su sueño.
Sin dudarlo, y dejando los prejuicios de lado, tomó el asunto entre sus manos y todos los días sale bajo la bendición de Dios con la esperanza de poder vender todos sus pastelitos.
Su gran sueño es ser una profesional.
Si bien en ocasiones se promueve una sociedad donde los jóvenes están cegados por la tecnología y otros placeres materiales, historias como está nos recuerda que la realidad es distinta para cada quien.
Deseamos logres tus sueños, Elena. Sigue luchando que al final lo único imposible es aquello que no intentas. Comparte esta historia en tus redes y apoyemos los pequeños emprendimientos como este, sobre todo en estos tiempos.