Se piensa que las personas con Síndrome de Down no están en disposición de contraer matrimonio. Existen opiniones excesivamente simplistas, según las cuales las personas con esta condición son incapaces, sin más, por el mero hecho de su discapacidad intelectual, de acceder al amor y casarse.
Nada más lejos de la realidad. De hecho, recibimos este nuevo año siendo testigos de la infausta noticia del deceso de Tommy Pilling, de 62 años, a causa del coronavirus.
Llevaba 25 años casado con Maryanne, de 49 años, quien se encuentra devastada por la pérdida. Ambos eran oriundos de la ciudad de Essex, en el Reino Unido.
La pareja con dicha condición se convirtió en la más longeva en todo el territorio británico. Fue una de las primeras con Síndrome de Down en casarse. Sin embargo, desde el primero de diciembre, Tom comenzó a presentar síntomas y tuvo una infección pulmonar.
De inmediato, fue trasladado al hospital, donde el 17 del mismo mes dio positivo al coronavirus. Pese a los tremendos esfuerzos del personal sanitario de guardia, Tom falleció a causa de las complicaciones propias de la enfermedad, tal y como lo informaron sus familiares.
La conmovedora historia amor a prueba de todo entre Tom y Maryanne se hizo viral en las redes sociales. Al principio, fueron criticados por algunos que consideraron que su unión no duraría. Sin embargo, demostraron que su condición no era una limitación y lograron estar juntos durante más de dos décadas.
Se casaron en julio de 1995 y permanecieron juntos hasta la partida de Tom, quien en los últimos tiempos también había comenzado a desarrollar un tipo de demencia. Pilling, descrito por la hermana de su esposa, Lindi Newman, como “único en su especie”, tuvo que recorrer tres hospitales diferentes para tratar su infección.
Ambos se conocieron en un centro de entrenamiento para personas con dificultades de aprendizaje. Salieron como novios durante 18 meses, antes de que Tom le pidiera matrimonio con un anillo de juguete, tras recibir la bendición de la madre de la novia.
Finalmente, murió el día de Año Nuevo. Newman asegura que su hermana se siente perdida, desolada. Y es que, ellos nunca se separaron por más de un par de horas. Dice que la viuda no sabe qué hacer o cómo actuar tras la partida de su amado esposo.
“Ella no recuerda una vida antes de Tommy. Dejó un gran vacío en nuestras vidas, que nadie nunca podrá llenar”, afirmó.
Por su parte, Linda, la madre de Maryanne, confesó que lo consideraba su hijo, y que nunca se arrepentirá de haberlo conocido en las casi tres décadas que duró casado con su hija. También agradeció de corazón a todo el personal que lo cuidó hasta su hora final.
“No tengo palabras suficientes para agradecer al personal, su cuidado y compasión fueron excepcionales, especialmente durante estos tiempos espantosos”, dijo.
Maryanne no ha podido asimilar la muerte de su marido aún. Un minuto está histérica, y al siguiente está bien, luego llora de nuevo. Es muy difícil, no solo para Maryanne, sino para todos en la familia. ¡Vuela alto, Tommy!
Una cosa está clara: estamos ante el reto de la vida adulta y uno de sus elementos es la vida conyugal. No hay razones para impedir el matrimonio a toda persona con síndrome de Down, ya que se trata de un derecho básico, que solo puede negarse cuando existan motivos graves.
El caso de esta pareja que cautivó a miles de personas es una demostración de que el amor es lo que debe prevalecer ante cualquier condición. Ellos seguirán juntos hasta la eternidad, comparte su historia.