Siempre sé amable con todas las personas que conozcas, ya que los caminos misteriosos de la vida terminan por llevarte nuevamente hacia aquellos que una vez encontraste y que jamás esperaste volver a ver.
Esto lo sabe bien un profesor de química brasileño, quien enfermó de coronavirus y su vida dependió de uno de sus exalumnos, el mismo al que una vez otorgó una beca que le ayudó a alcanzar su sueño de convertirse en médico.
Para el médico Wallace Pinheiro, salvar la vida de su exprofesor fue una forma de agradecerle la oportunidad brindada y también de cumplir una promesa: salvar vidas.
Él nació en una familia extremadamente humilde, sabía que sería difícil inscribirse en una universidad pública; así que 2010 comenzó a buscar escuelas en la capital de su país pidiendo ayuda para cumplir su sueño.
Recibió muchas respuestas negativas, pero encontró apoyo en el profesor Marcos Araújo quien quedó conmovido con la respuesta del joven al cuestionarle por qué quería ser médico.
“Entonces le pregunté: Wallace, ¿para qué quieres ser médico? Y me respondió algo que todavía me estremece hoy: ‘para salvar vidas’”, narró Marcos.
Fue así como Wallace obtuvo la oportunidad de estudiar. Todos los días debía despertar a las 4:40 am para tomar el autobús y estar a las 7:10 am en la universidad. Wallace y Marcos se vieron por última vez hace tres años, en la graduación del estudiante.
El estudiante vio por última vez a su profesor en el año 2018
El destino, sin embargo, hizo posible el reencuentro de los dos, pero en una situación más delicada. Marcos dio positivo al COVID-19 en agosto del 2020. En los primeros diez días, tuvo pequeños síntomas, pero después comenzó a tener dificultad para respirar.
Fueron 20 días los que Marcos debió pasar en el Hospital de Campanha en Goiânia, con el 80% de sus pulmones afectados. Y, en una coincidencia de la vida, pasó a ser atendido por su exalumno.
“Al principio, no creí que fuera Wallace, creí que era un ángel. Un ángel en forma de Wallace. Como si Dios me hubiera enviado un ángel, y el ángel fuera ese joven en el que tanto confiaba”, dijo el profesor.
El médico también se sorprendió al ver a su exprofesor en esa situación y, simplemente, pidió a la vida poder devolver la oportunidad que le había sido otorgada en el pasado. Era su momento de agradecer la ayuda brindada.
Afortunadamente, Marcos fue dado de alta en octubre del año pasado y ya está en casa, recuperado y sin secuelas; completamente agradecido con el joven al que una vez apoyó incondicionalmente.
Historias como estas demuestran la gran fuerza del destino. Tú también no dudes en ayudar a quien más lo necesite y será la vida quien lleve hasta ti la recompensa de tus buenas acciones. No te vayas sin compartir.