Pese a todos los avances que ha tenido la industria de la cirugía estética, aún siguen representando un gran riesgo para las personas que se someten a ellas, especialmente cuando se termina en manos de pseudo médicos que introducen sustancias peligrosas en el cuerpo.
Esto lo ha aprendido con mucho pesar la cuidadora brasileña de 31 años, Luara Butielles Nunes Coelho. Enfrenta el riesgo de perder sus extremidades inferiores debido a una infección provocada por el hidrogel de silicona industrial que un médico le administró varios años atrás.
Luara es una orgullosa mujer transexual dedicada al cuidado de ancianos
Padeciendo de dolor e hinchazón, Luara suplica poder acceder, a través de la red de salud pública de su país, a una resonancia magnética y cirugía para extraer la silicona industrial que se movió desde su trasero hasta sus pies.
Luara se realizó el procedimiento estético hace 10 años, pero hace unos meses su cuerpo empezó a mostrar un rechazo a la silicona industrial.
“El médico me dijo que, hasta que no me retiren la silicona, seguiré teniendo una infección y se irá agravando. Es muy triste y me duele mucho, estoy tomando morfina para el dolor”, narró la mujer.
Debido a la gravedad de la situación, el médico que evaluó a Luara en una Unidad de Emergencias (UPA) ubicada en Aparecida de Goiânia, en la región metropolitana de la capital, dice que de no realizarse la cirugía es altamente probable que sus pies se necrosen y sean amputados.
«Tengo 31 años, trabajo y quiero seguir trabajando. Mi trabajo ha cambiado mi vida para mejor. Necesito trabajar, no puedo perder los pies. Mi miedo es que la silicona esté empezando a subir por la pierna y a crear bultos, puede llegar a otras partes de mi cuerpo«, comenta preocupada Luara.
Fue hace dos meses que el dolor aumentó y, por eso, ha pasado la mayor parte de los últimos 30 días internada en diferentes unidades de salud. La semana pasada, Luara estuvo en la Santa Casa de Misericórdia en Goiânia, donde fue dada de alta posteriormente.
Preocupada por el riesgo de perder los pies, Luara no sabe a quién más acudir. Es trasladada de una unidad médica a otra, sin que nadie logre ayudarla realmente. Tal situación le hace pensar que está siendo objeto de discriminación al pertenecer a la comunidad transexual.
“Me siguen echando de una unidad a otra, nadie hace nada. Los transexuales ya hemos sufrido tanto de prejuicios, creo que el sistema de salud debería recibirnos más, tener más comprensión”, señala la mujer.
Todas las personas merecen tener acceso a atención médica, independientemente de su género, creencias o preferencias. La salud es un derecho universal y nadie debería padecer para tenerla.
Comparte el mensaje de auxilio de Luara, para que reciba la atención médica que tanto necesita y pueda seguir cumpliendo con su noble trabajo.