¿Quién dice que la edad es un impedimento para mantenerse trabajando por los sueños y metas? Cualquiera que se atreva a afirmar esto, no conoce la energía y vitalidad de un hombre que a sus 83 años se ha convertido en toda una fuente de inspiración con el arduo trabajo que realiza para mantener a su familia.
Su nombre es Don Inocente, un vendedor de gelatinas y postres que se ubica en la esquina de Oriente 12 y Periférico Sur, en la Ciudad de México. No hay día que este ejemplar hombre no acuda a trabajar en su humilde carrito, motivado por las ganas de salir adelante y ganar el sustento para él y su amada esposa.
Es en un improvisado carrito que coloca con cariño los alimentos que prepara y espera pacientemente a que las personas se acerquen y los compren, con la confianza de que son realizados de forma artesanal, con las manos cariñosas de su esposa.
Cada gelatina tiene un coste de 75 centavos de dólar
“¡Gelatinas, arroz con leche, flanes, gelatinas, arroz con leche!”, grita Don Inocente para dar a conocer sus productos entre los autos que circulan por la zona.
Afortunadamente, la historia de este ancianito fue dada a conocer por los vecinos de la ciudad y rápidamente se hizo viral. Este fenómeno desatado en las redes sociales ha hecho posible que más personas conozcan del trabajo de Don Inocente y acudan hasta donde se encuentra para poder comprarle.
El ancianito no cuenta con un teléfono en donde pueda darse cuenta de su popularidad, pero agradece infinitamente el apoyo que las personas le han brindado a él y a su fiel amigo, un perrito color caramelo que siempre le acompaña a vender.
“Yo no siento la fama. Simplemente, lo único que requiero y les he pedido, es que me hagan el favor de consumir el producto que se hace en mi hogar. Yo acepto lo que me den, más no les pido limosna, eso sí no”, afirma el viejecillo.
Para recompensar su trabajo y reconocer su labor, los vecinos alrededor de la zona donde vende Don Inocente se han organizado para poder hacer mejoras a su carrito y que, de esa manera, él pueda atraer más clientes.
Su negocio se llama “Postres y gelatinas, el Abuelo y su Amigo fiel”. En el carrito lleva una sencilla hoja con la imagen de un canino, pero sus vecinos se encargarán de crearle un nuevo e impactante anuncio, uno que sí incluya la fotografía real de su perrito.
Por lo pronto, Don Inocente se mantiene trabajando todos los días, pidiendo a las personas que han conocido su historia que no se olviden de él. ¡Nuestros mejores deseos están contigo, abuelo!
El gran ejemplo de este ancianito ha tocado el corazón de miles de personas en todo el mundo. No permitas que se olvide y ayuda a difundir su historia para que más personas puedan comprar sus productos.