«No quiero ser niña, seré chef»- Reprende a su mamá por decirle que las cocinas son para mujeres

En la sociedad se han establecido estereotipos que se mantienen arraigados en el patrón de creencias de las personas. Hay ciertos artículos, profesiones y oficios que son percibidos como aptos para un determinado género.

Lamentablemente, aunque se ha hecho un esfuerzo en los últimos años para promover la igualdad entre hombres y mujeres todavía hay mucho por hacer para garantizar los derechos de todos.

Sigue habiendo muchos niños alrededor del mundo que sufren las consecuencias de los prejuicios de los adultos que limitan su creatividad, su esencia, y su capacidad para soñar sin imposibles.

Recientemente se hizo viral el caso de un niño que les pidió a sus padres una cocina de juguete sin imaginar que su deseo sería cuestionado porque le preguntaron si estaba seguro, porque se trataba de un juguete para niñas.

“Mi hijo me pidió una cocinita, mi esposo y yo le dijimos: ‘¿Seguro? Eso es para niñas mi amor’”, dijo la madre.

Pero para el pequeño, su deseo no tenía nada que ver con su género, y podía ofrecerle diversión y entretenimiento a cualquier niño, así como cualquier persona adulta puede ser capaz de cocinar.

Él corrigió a su mamá y le dijo: “No quiero ser una niña, quiero ser un chef”.

A su corta edad, el niño les dio una lección muy valiosa a sus padres y al mundo entero, es un error calificar los juguetes según esos erróneos paradigmas que quedaron calados en la mente de la mayoría de las personas.

La escuela infantil Cepodi, compartió una publicación en su página de Facebook y en ella los padres del pequeño decidieron contar su experiencia.

Ellos planeaban darle un regalo a su hijo y le pidieron que eligiera lo que más le gustara, esperaban que quisiera alguna figura de acción, un vehículo, o algo asociado a algún deporte.

Pero quedaron desconcertados cuando les pidió una cocinita de juguete. Sorprendidos, su madre le preguntó si realmente estaba seguro, porque era algo para niñas.

Cuando el niño respondió que no quería ser una niña sino un cocinero profesional, los padres comprendieron su error. Ese juguete no está destinado a ningún género, tampoco el rol de cocinar, y su hijo lo tenía claro.

Ante su certera respuesta, ellos rectificaron comprendiendo que cualquiera puede cocinar sin importar si es de género masculino o femenino, y que los estereotipos que discriminan les hacen mucho daño a los niños.

Los padres decidieron comprarle la anhelada cocinita de juguete para que pusiera en práctica su creatividad haciendo lo que tanto le gustaba estimulando su autonomía y seguridad en sí mismo.

El pequeño ya disfruta con su cocina en casa, explorando sus talentos y demostrando que los juguetes no tienen género.

Aunque es muy difícil desaprender esas creencias que se han transmitido de generación en generación acerca de los oficios, de los colores determinados para niñas o niños, y otras que todavía se ponen en práctica. La gran mayoría de estas creencias atentan contra el respeto, la igualdad, la inclusión y la autoestima.

La escuela que recibió el comentario de los padres del pequeño aprovechó la oportunidad para felicitarlos.

Otras personas también expresaron su admiración hacia los padres por su reacción.

Los expertos en psicología infantil aseguran que el niño fue muy afortunado en poder expresar sus sentimientos a sus padres haciéndolos reflexionar, ellos tomaron en cuenta la valiosa opinión de su pequeño.

Otros padres también habían vivido experiencias similares con sus hijos y las compartieron con la satisfacción de haber hecho lo correcto al escuchar a sus pequeños sin juzgar.

Ser padre es la única profesión en la que primero se obtiene el título y después se cursa la carrera en la universidad de la vida.

Lo importante es que se tenga la voluntad de aprender y hacerlo lo mejor posible siempre respetando al niño, escuchándolo, y percibiendo sus necesidades físicas y emocionales que deben prevalecer ante la “comodidad” de los adultos.

A este pequeño chef seguro que le espera un futuro brillante, compartir su experiencia puede ayudar a otras personas a abrir los ojos a la inclusión y la igualdad, compártela.

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